Qué no quería ser Tatiana durante la infancia. La cantante que hoy se puede jactar de decenas de llenos completos en recintos anhelaba convertirse en diseñadora de modas, bióloga marina.

El deseo nació a los 5 años cuando le leyeron el cuento La sirenita, del danés Hans Christian Anderson, y a ella le dio por querer ser una sirena. La fantasía creció, porque a la niña le gustaba bucear, ver a los peces de cerca.

Pero, sobre todas las cosas, Tatiana quería ser cantante.

“Participaba en todos los juegos y concursos, que si atletismo, dibujos en los que ponías las profesiones que querías y, todas querían ser sobrecargo, pero yo ponía piloto”, cuenta la artista. “Pero lo que más quería era ser cantante.

“Eso era como a los 8 y, a los 11, gané un concurso de villancicos con uno compuesto por mí. Lo grabé y lo he seguido cantando: se llama ‘Jesús en la Tierra'”.

Nacida en Filadelfia el 12 de diciembre de 1968 e hija de José Ramón Palacios Ortega y Diana Perla Chapa, a Tatiana le tocó llegar al mundo en aquella ciudad por los estudios del padre, aunque alternó su vida con Monterrey. Su hermano es el conductor Juan Ramón Palacios.

Posteriormente Tatiana vivió de manera permanente en la capital regia, donde desarrolló sus talentos artísticos que la llevaron a programas de televisión, como el que conducía Lázaro Salazar, quien resultó profético.

“Ponemos a consideración de ustedes la actuación de Tatiana Palacios Chapa”, dijo el conductor en 1980.

“Grábense ese nombre, porque es una futura estrella”.

Tras un cristal al lado de su sala se aprecia en la pared de un jardín interior una frase escrita por Armando Alanís, de Acción Poética: “Pedí muchos deseos, cumplí todos mis sueños”.

“Todos se han cumplido y aún quedan más por cumplir”, sonríe la cantante. “Desde que a los 5 años me leyeron ‘La sirenita’ y dije: ‘Quiero ser sirena de grande’, todo se han ido alcanzando”.

Alude a su participación hace dos décadas en la telenovela “Amy: La Niña de la Mochila Azul”, donde realizó dos personajes: como madre de la protagonista y como sirena.

Sin saber que protagonizaría esos papeles, Tatiana -cuyo nombre lo eligió el padre por la protagonista de la novela Eugenio Oneguin, de Aleksandr Pushkin-, soñaba con ser aquel personaje mítico, pero la música en casa la fue orientando hacia los escenarios.

“Siempre había música en casa: mamá toca muchos instrumentos, tocan el piano desde mi abuelo, mi abuela, también la guitarra, el acordeón”, explica la artista.

“Mi papá me enseñó a los Rolling Stones, Beatles, siempre tenía un gran equipo de sonido en el que nos ponía audífonos y podíamos escuchar la gran música bien hecha”.

Hacia los 15 años, la niña fue ganando concursos que la llevaron a cantar y bailar en programas de televisión como el de Lázaro Salazar, Los Vips, El Duende Bubulín, El Tío Rodolfo y uno de Jesús Soltero antes de dedicarse a lo grupero.

Entonces llegó 1984.

“Todo pasó ese año, fue crucial en mi vida”, sonríe. “Estaba en los ensayos de la ópera rock ‘Kumán’, me mandan a concursar para El Rostro de El Heraldo, lo gano; de ahí se viene mi mamá a vivir conmigo y a hacerla de manager, porque aparte del reinado te caían comerciales, novelas y anuncios.

“Todo se vino como en cadenita”, añade. “Ahora sí que, como diría mi abuelita, como hilo de media”.

La cereza del pastel fue el lanzamiento de su primer disco, homónimo, que fue presentado en programas de radio y televisión, entre ellos el emblemático Siempre en Domingo, así como en todos los países de habla hispana. Hasta allá llegó aquella decena de canciones de la regia, quien aún no cumplía los 16 años, encabezadas por el sencillo “El amor no se calla”.

Imparable, al año siguiente llegó el disco que detonó su carrera: Chicas de hoy. El álbum incluyó temas que se volvieron clásicos del pop juvenil como la canción que le da nombre del disco, así como “Mario”, “Me voy a enamorar” y “Cuando estemos juntos”, interpretado junto con el ex Menudo Johnny Lozada.

El éxito se multiplicaría con películas como Un sábado más, con Pedro Fernández, y Suéltate el pelo, con Hombres G. 

En una década, Tatiana lanzó ocho discos con canciones que siguieron en las listas de popularidad como “Peligro en el elevador”, “Lobo en la noche” y “Bandolero”.

“Tatiana llega bien plantada a la escena de la Ciudad de México y desde ahí al resto del País”, afirma el crítico Genaro Saúl Reyes y reconoce que fue la primera regia en el ámbito del pop en lograr resonancia nacional y en varios países. Le siguieron sus paisanos Ricky Luis, en 1985, y Gloria Trevi, a partir de 1989.

Tatiana se detiene un momento a reflexionar sobre su papel como figura fundacional del pop en el norte del País.

“Nunca me había puesto a pensar en esto: había cantantes norteños a nivel nacional, pero pop no me acuerdo ni tampoco que se empezaran a promocionar a nivel internacional”.

Esto se consolidó también por su participación en campañas sociales como la de paternidad responsable, creada por la Universidad Johns Hopkins, a través de la canción “Cuando estemos juntos”, así como “Di no a las drogas, di sí a la vida” y “Mucho ojo”.

“Empecé a dar conferencias, a empaparme de los temas, porque sabía que me iban a preguntar y tenía que demostrar que sabía de lo que estaba hablando”, comenta la artista, quien era elegida para estas iniciativas por su imagen juvenil y sana.

La cantante repasa aquellos años iniciales y los evoca con afecto, sobre todo porque no olvida lo que le recomendaban sus padres: “No olvides a quien te dio la mano, quien te dio la primera oportunidad, te dio un espacio, una portada”.

“De entrada mi familia fue mi principal motor, claro”, dice Tatiana. “Ellos siempre me insistieron en ser agradecida. Decían: ‘Ser agradecida, no olvidar, abre muchas puertas'”.

Era 1995. Tatiana, proveniente de un éxito inusitado, entendió que la vida no está del todo marcada. Que en ciertos momentos debes dejarte llevar y afrontar lo mejor posible las cosas.

“De repente ya no tenía disquera, acababa de terminar un disco de rock pop y tenía una hija de 9 meses, entonces dije: ‘Bueno, en lo que grabo otro disco le voy a buscar canciones a mi hija’, pero no: cuando busqué en las tiendas las canciones con las había crecido no las encontré.

“Había canciones súper antiguas, con coros muy como de colegio, y dije: ‘Voy a grabar canciones bien hechas, pero con ritmos como hip hp, dance’. Así grabé canciones como ‘El patio de mi casa’, ‘Lindo pescadito’, ‘Pin Pon'”.

Tatiana cuenta que ella diseñó los primeros vestuarios, los personajes, las coreografías, pero sobre todo cuidó que la producción musical fuera de primer nivel.

La artista recuerda que, al principio, su viraje al mundo infantil fue un “shock” para algunos medios.

“Como que nos minimizaban, subestimaban el género infantil, lo asociaban con algo hecho a la ligera: hubo críticas, mucha falta de apoyo y, las puertas que se me abrieron como artista pop, las encontré cerradas después”.

Uno de los pocos programas que siempre la apoyaron fue “En familia con Chabelo”. Fue hasta que empezó a tener llenos en lugares grandes y mercancías por doquier que, poco a poco, los espacios y medios se le abrieron para clasificarla como lo que ha sido por tres décadas: “La reina de los niños”.

Así, Tatiana ha lanzado casi 20 álbumes infantiles, protagonizado programas para niños, doblado personajes para Disney y grabado canciones de sus películas. Una verdadera industria que le ha permitido volverse una artista global.

Esto no la alejó de las iniciativas en favor de una mejor sociedad. Incluso, cuando pocas lo habían hecho, ella comenzó a hablar en conferencias y entrevistas sobre el derecho de las mujeres a vivir sin violencia, esto a partir de un matrimonio difícil que terminó en divorcio.

“Gracias a mis conferencias empecé a sanar, lo logré al tener empatía por estas mujeres que a lo mejor no tuvieron una familia que las apoyara y que no podían dejar a su agresor, que no podían estar lejos de este tipo de violencia”, reflexiona.

“Todas tenemos derecho a vivir felices, en paz, tener tranquilidad para nosotras y para nuestros hijos, y que primero que nada hay que tener amor propio: sólo así podemos tomar un respiro y afrontar las situaciones”.

Hoy, esta chica de hoy y de siempre que reconoce vivir atrapada en los 80 -le gusta vestirse y peinarse al estilo de entonces-, ha vuelto con un show muy dinámico en el que interpreta sus éxitos pop.

“Me encanta interpretar esas canciones tan de amor y de desamor”, comenta. “El show es otra dinámica, diferente, aunque, como te digo, soy la misma, pero con otro vestuario y otras letras, así como otros tipos de públicos”.

Y es que en sus conciertos retro, en los que predominan sus baladas, Tatiana lo mismo ve a abuelos que a padres con sus hijos que crecieron con sus canciones infantiles.

“Yo encantada de la vida”, asegura la artista, madre de Cassandra y de Andrik, quien, al igual que su hermana, reconoce en Tatiana a una mujer extraordinaria.

“Soy muy afortunado de aprender de una persona como mi mamá. Me ha inspirado mucho su seguridad, perseverancia, su visión y la alegría que transmite con su trabajo”, afirma.

“Tiene una perspectiva musical y emocional muy amplia, de la que todos podemos aprender. Y me ha enseñado a creer en mí y sacar lo mejor de cada experiencia. ¡Es una gran persona y la mejor mamá!”.

Tatiana, quien ve el panorama actual de la música mucho más sencillo que antes -debía tener disquera, andar de ciudad en ciudad, tocar puertas para promoción en medios- hoy es un fenómeno en redes con millones de reproducciones de sus canciones, videos virales de situaciones graciosas y comunicados directos con sus fans de todos los años.

Y con muchas presentaciones en vivo, sigue consolidando su presencia.

“El chiste es no parar”, afirma esta artista cuyas canciones forman parte del soundtrack sentimental de millones y que actualmente trabaja una nueva entrega de cuentos para niños.

La artista, que cuando descansa le gusta ir al cine, tocar el piano y hacer carne asada, no es de las que les guste pensar en el futuro: se concentra en el presente, dice, en todo lo que hay por hacer en la actualidad.

“Me gusta sacarle el mayor provecho a la vida y, mientras siga recibiendo el cariño del público, aquí seguiré cantando, porque esto es lo que soñé desde niña: cantar”.