Urge tu Alianza

DESEA YONARIS ROPA EN LUGAR DE JUGUETES

Yonaris, de 7 años, sólo le pide a Santa ropa y un par de tenis, que no tiene. 

Su hermano Brian, de 11 años, quiere una bicicleta y la pequeña Miley, de 5, una casita de barbies y una cocinita. 

La mamá de los niños anhela becas para que sus hijos puedan seguir estudiando, pero no ha podido conseguirlas porque no cuentan con comprobante de domicilio. 

PEDRO NECESITA UNA MOCHILA

Lo que Pedro, de 11 años, le pide a Santa, es una mochila para ir a la escuela. 

Su hermanito Reyes, de 9, sólo quiere lápices de colores y Estefanía, de 4, una carriola con nenuco.

CÉSAR QUIERE SALVAR PERRITOS

César, de 7 años, quiere ser superhéroe para salvar perritos de la calle. Para Navidad quiere un juguete de Sonic.

Lila, de 10 años, le pide a Santa una cunita para su muñeca.

SUEÑAN ANDAR EN BICICLETAS

Los hermanitos Kassandra, Daniel, Edwin, Kevin y Kenia, de 6, 9, 11, 15 y 16 años, quieren tener una bicicleta para cada uno, balones para jugar fútbol y una gran despensa en casa. 

ANHELAN COBIJAS Y CELULAR PARA TAREAS

Dulce, de 10 años, le pide a Santa una mochila y un celular para sus tareas. También colchones y cobijas para que su familia no pase frío. 

Su hermano Arnold, de 11 años, quiere un balón de basquetbol; Ángel, de 9, una bicicleta y Ángel de Jesús, de 6, un avión motorizado. 

QUIEREN MÁQUINA DE COSER Y UNA CAMA

Moisés, de 9 años, sueña con una cama para él, pues duerme con su hermana y su mamá. 

Arely, de 11 años, quisiera una máquina de coser de verdad, y una pijama con sus pantuflas y orejeras. 

QUIERE APRENDER A LEER Y UN KIT PARA PINTAR UÑAS

Kristal, de 11 años, sueña con aprender a leer y escribir. Tiene una condición neurológica que le ha dificultado el aprendizaje y necesita atención médica. Ella también quiere un kit para pintar uñas. 

Mariana, de 13 y Emanuel de 16, quieren una bicicleta cada uno.

Keyli, de 4 años, quiere una muñeca y su cocinita. 

ES SU ILUSIÓN UNA CANCHA DE LOS TIGRES

Francisco, de 10 años, batalla para caminar por un problema cardiovascular y necesita atención médica. Sueña con un estadio de fútbol de Tigres, su equipo favorito. 

Su hermana Elena, de 9 años, desea una bicicleta y un libro para colorear de Disney. Valeria, de 3, pide una cocinita, una casa de barbies y una bebé con carriola. 

TIENEN MUCHOS SUEÑOS PARA NAVIDAD

Los hermanitos Decker, Yeimy y Romina, de 6, 5 y 4 años, le piden a Santa Clos una bicicleta para cada quien. 

La pequeña Catherine, de 3 años, sueña con un Nenuco y una carriola para pasearlo. 

Su mamá Arlyn, quisiera un carrito de snacks o de elotes para obtener más recursos y darle una mejor vida a sus hijos. 

BERTALINA DESEA BICI CON CANASTA

Bertalina, de 12 años, ama cantar y quiere una bicicleta con canasta.

Antonia, de 5 años, también quiere una bici, y Luz María, de 1 año, necesita pañales de talla grande. 

POR UNA NAVIDAD FELIZ PARA TADEO Y SUS HERMANITOS

Tadeo, de 14 años, vive con parálisis cerebral y autismo. Necesita una correcta atención médica, medicamentos para sus convulsiones y pañales de su talla. 

Su hermano Gabriel, de 11 años, quien cuida a Tadeo, quiere un carro de control remoto. El pequeño Alfredito, de 3 años, anhela un carro de pila y un balón de fútbol.

Además de juguetes, Santa Clos busca llevar útiles, alimentos y otros regalos a niños con obstáculos para estudiar. ¿Le ayudas?

¿QUÉ NECESITAN?

Juguetes nuevos

Alimentos no perecederos

Artículos de limpieza

Ropa abrigadora

Calzado

Cuentos y útiles

DONATIVOS EN EFECTIVO

Cáritas de Monterrey ABP

¿A DÓNDE LLEVAR TU DONATIVO EN ESPECIE?

OFICINAS GENERALES DE CÁRITAS
DE MONTERREY

Calle Francisco G. Sada 2810, Col. Deportivo Obispado

De lunes a domingo 10:00 a 17:00 horas.

Ediciones suburbanas de EL NORTE

Fecha límite para entregar donativos:

DOMINGO 18 DE DICIEMBRE

CONOCE A LAS ASOCIACIONES

CENTRO CULTURAL OTOMÍ

Refugio para aprender

Ubicado en una zona urbana irregular, el Centro Comunitario Intercultural Otomí es un lugar donde se teje la esperanza de las familias de esta etnia que han llegado a Monterrey en busca de una vida mejor. Ahí las mujeres tienen un lugar para dar formar a sus coloridas muñecas artesanales, y los niños para tomar un instrumento musical, y cantarle a la paz y a sus tradiciones.

Fomento Educativo Intercultural, A.C., comenzó a trabajar con mujeres y niños de esta comunidad y busca que el Municipio de Monterrey otorgue en comodato el salón al comité de vecinos que trabaja para mantenerlo a flote.

Y es que el Centro Comunitario es referencia en este lugar donde las viviendas en obra gris parecen trepar un cerro donde confluyen tres colonias: la Genaro Vázquez, Lomas Modelo Norte y Lomas de la Unidad Modelo.

Antes de la pandemia se realizaban ahí talleres educativos y culturales, brigadas sociales, asesoría jurídica y eventos comunitarios.

Durante la pandemia, los esfuerzos se encaminaron a gestionar ayuda económica urgente para las familias, pues muchas se quedaron sin trabajo. La mayoría de los hombres se dedica a la construcción y las mujeres en el empleo del hogar o a la venta de sus artesanías.

Una vez atendida esta necesidad, se enfocaron en que los niños pudieran conectarse a sus clases. Consiguieron donantes de equipos de cómputo para realizar las actividades a distancia y útiles escolares difíciles de comprar cuando el ingreso económico de las familias es inestable.

En el último mes, ya con actividades presenciales, se comenzó a dar a unos 40 niños un taller de arteterapia, como parte de un proyecto de servicio social de estudiantes del Tec de Monterrey.

“El taller es de dibujo y pintura, con el objetivo de que los chiquitines, a través del arte aprendan a manejar mejor sus emociones”, contó Francisco Zamora, integrante de Fomento Educativo.

Y es que las familias se enfrentan a un contexto difícil: hay problemas de adicciones en los jóvenes, inseguridad, violencia; falta pavimentación y luminaria.

Frente a estas adversidades y con el trabajo con la asociación civil, esta comunidad otomí se empodera, y sus niños tienen un lugar para crecer y seguir aprendiendo.

CENTRO CULTURAL OTOMÍ

Refugio para aprender

Ubicado en una zona urbana irregular, el Centro Comunitario Intercultural Otomí es un lugar donde se teje la esperanza de las familias de esta etnia que han llegado a Monterrey en busca de una vida mejor. Ahí las mujeres tienen un lugar para dar formar a sus coloridas muñecas artesanales, y los niños para tomar un instrumento musical, y cantarle a la paz y a sus tradiciones.

Fomento Educativo Intercultural, A.C., comenzó a trabajar con mujeres y niños de esta comunidad y busca que el Municipio de Monterrey otorgue en comodato el salón al comité de vecinos que trabaja para mantenerlo a flote.

Y es que el Centro Comunitario es referencia en este lugar donde las viviendas en obra gris parecen trepar un cerro donde confluyen tres colonias: la Genaro Vázquez, Lomas Modelo Norte y Lomas de la Unidad Modelo.

Antes de la pandemia se realizaban ahí talleres educativos y culturales, brigadas sociales, asesoría jurídica y eventos comunitarios.

Durante la pandemia, los esfuerzos se encaminaron a gestionar ayuda económica urgente para las familias, pues muchas se quedaron sin trabajo. La mayoría de los hombres se dedica a la construcción y las mujeres en el empleo del hogar o a la venta de sus artesanías.

Una vez atendida esta necesidad, se enfocaron en que los niños pudieran conectarse a sus clases. Consiguieron donantes de equipos de cómputo para realizar las actividades a distancia y útiles escolares difíciles de comprar cuando el ingreso económico de las familias es inestable.

En el último mes, ya con actividades presenciales, se comenzó a dar a unos 40 niños un taller de arteterapia, como parte de un proyecto de servicio social de estudiantes del Tec de Monterrey.

“El taller es de dibujo y pintura, con el objetivo de que los chiquitines, a través del arte aprendan a manejar mejor sus emociones”, contó Francisco Zamora, integrante de Fomento Educativo.

Y es que las familias se enfrentan a un contexto difícil: hay problemas de adicciones en los jóvenes, inseguridad, violencia; falta pavimentación y luminaria.

Frente a estas adversidades y con el trabajo con la asociación civil, esta comunidad otomí se empodera, y sus niños tienen un lugar para crecer y seguir aprendiendo.