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Desde hace 10 mil años, los mexicanos se alimentan de la milpa, un sistema agrícola basado en el cultivo de maíz, frijol y calabaza.
En América, los restos más tempranos de estas plantas domesticadas fueron encontrados en la cueva de Guilá Naquitz, ubicada en el actual territorio del ejido Unión Zapata, en Oaxaca, de acuerdo con la Comisión Nacional de Áreas Naturales Protegidas (Conanp).
En su interior, se hallaron semillas con 10 mil años de antigüedad de cucurbitáceas, un grupo de plantas que comprenden a la calabaza, el melón, la sandía y el pepino.
Luego de miles de años, los habitantes de Unión Zapata todavía custodian vegetales nativos de la región, pero ahora a través de un banco comunitario de semillas, inaugurado este 2021 por la Comisión Nacional para el Conocimiento y Uso de la Biodiversidad (Conabio).
¿Qué es un banco comunitario de semillas?
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Un banco comunitario de semillas (BCS) es una iniciativa de comunidades campesinas o rurales para administrar de manera colectiva su reserva de semillas.
Son espacios que fomentan el intercambio de semillas entre los miembros de la comunidad, una práctica para evitar la extinción de variedades nativas ante los cambios del medio ambiente, cuenta Girmey López, experto en Oaxaca del proyecto Agrobiodiversidad Mexicana de la Conabio.
“Para que nuestras semillas vayan generando resistencia o capacidades (de adaptación) ante esos cambios ambientales, necesitamos cultivarlas. Por eso es importante el intercambio, el cultivo constante y el resguardo local”, comenta el maestro en Ciencias en Recursos Naturales y Desarrollo Rural por El Colegio de la Frontera Sur (ECOSUR).
¿Sabías que...?
¿Cómo funciona el banco de semillas?
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Un BCS está a cargo de un comité electo por los agricultores de la comunidad, que decide a quién donar o vender sus semillas. Pueden limitar la atención a campesinos locales o cooperar con otras comunidades para maximizar el intercambio.
Quienes reciben semillas se comprometen a devolver el doble de lo recibido al obtener su primera cosecha para que otros productores puedan aprovecharlas en el próximo ciclo agrícola.
“El banco te da un kilo, tú lo cultivas, lo cosechas y seleccionas la mejor semilla para regresar el doble de lo que el banco te dio”, precisa López.
Unión Zapata: ejemplo para México
¿Por qué es importante la milpa?
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La dieta de la milpa es un modelo de alimentación saludable, de acuerdo con la Secretaría de Salud, porque posee un balance de proteínas, así que es difícil excederse en ellas debido a que la fibra de estos alimentos estimula la saciedad.
La fibra de los vegetales además inhibe la absorción de colesterol, lo que disminuye el riesgo de enfermedades cardiovasculares.
También aporta menos grasas que otro tipo de alimentación, favorece un estado de antioxidación y la eliminación de toxinas.
Por otro lado, la Conabio destaca que promover la prácticas tradicionales de agricultura, como la milpa, asegura que México cuente con una gran variedad de cultivos con distintas características y adaptados a diferentes condiciones para hacer frente a los cambios del medio ambiente.
“En Oaxaca, ahora que estamos en pandemia, hubo temblor, lluvia y derrumbes. Lo primero que hizo falta fue alimento y semillas. Eso podría ocurrir en otras regiones, entonces sí es un riesgo latente. La mejor forma de contrarrestarlo es sembrando (semillas), comerlas y valorarlas”, asegura López.
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Girmey López Martínez
Experto en Oaxaca del proyecto Agrobiodiversidad Mexicana
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Edición: Tonatiúh Rubín.
Fotografías: Luisa Daniela Esteva de la Barrera/Conabio.
Fuentes: Centro Agronómico Tropical de Investigación y Enseñanza (CATIE), Comisión Nacional para el Conocimiento y Uso de la Biodiversidad (Conabio), Comisión Nacional de Áreas Naturales Protegidas (Conanp) y “La Dieta de la Milpa” de la Secretaría de Salud.