Para muchos, el 25 de diciembre es una fecha en la que se multiplica la felicidad, la paz y la unión familiar, pero hay quienes tienen una percepción diferente, por diferentes razones, y se resisten a sumarse al jolgorio general.
A este segundo tipo de personas se le asocia comúnmente con el Grinch, un personaje creado por el Dr. Seuss, escritor y caricaturista estadounidense, quien lo presentó en el libro infantil ¡Cómo el Grinch Robó la Navidad!
En el año 2000, el Grinch llegó a la pantalla grande en una película protagonizada por el actor Jim Carrey, quien proyectó una versión memorable de esta criatura verde y malhumorada que odia a la Navidad por sobre todas las cosas, y por ende, desea borrar esta época y arruinar la ilusión de los habitantes de Villa Quién.

 

La evolución

El Grinch representa una crítica hacia el consumismo que rodea a la Navidad, e incluso es el vehículo utilizado por el Dr. Seuss para dar un mensaje de amor y unidad.
Con el paso del tiempo, el personaje empezó a asociarse con la gente gruñona decidida a ignorar esta festividad, cuando el concepto original del autor era transmitir un mensaje de arrepentimiento, redención y conversión hacia el espíritu navideño.

Los expertos dicen…

Según los psicólogos, una de las razones de que exista la conducta Grinch tiene que ver con el hecho de que la Navidad representa una esfuerzo extra para cumplir con las altas expectativas que genera la mercadotecnia que envuelve a la fecha.
Se trata de una temporada estresante para las personas con pocos amigos o sin familiares cercanos, pues se sienten solas, mientras que quienes sufren por la ausencia o el fallecimiento de un ser querido perciben cómo en esta fecha se detona un sentimiento de añoranza y vacío que es difícil de llenar.
Otros factores que propician un alto nivel de estrés en esta temporada son los problemas laborales, económicos y amorosos, sumados a las expectativas no cumplidas.

Consejos para sobrevivir a la Navidad

– Ten en cuenta que es algo temporal.

– Sé auténtico: el malestar que sufres es debido a la presión social que ejercen los demás. Haz lo que realmente quieres hacer, y disfruta de ello sin tener en cuenta la opinión de los otros.

– Enfoca tu atención en otras actividades que te generen placer.

– Seguramente puedes organizar planes alternos a las clásicas celebraciones navideñas, como viajes, por ejemplo.

– Sé más permisivo con los demás: que no te guste la Navidad no quiere decir que no puedas comprender que otros traigan ese ánimo festivo.

– Evita los gastos excesivos.

– Aprecia la oportunidad de compartir y conservar la armonía en las reuniones familiares.

– Rodéate de gente que aprecias: puede resultar altamente terapéutico estar con personas comprensivas sobre tu postura.

– Cambia el ambiente que evoca recuerdos desagradables.

De viva voz

Tres tapatíos comparten por qué se identifican con el Grinch:

"Admiro el humor negro, la posibilidad de reír por una esfera rota y ser feliz aunque no haya un regalo bajo la representación de un 'arbolito'. Admiro el personaje del Grinch porque encierra mucho de la naturaleza humana, incluyendo, por supuesto, la redención. "La Navidad me abruma. Saturamos nuestras casas con adornos que hay que sacar de clósets que deberían ser para otras cosas. Saturamos nuestra agenda y vivimos una puesta en escena donde los conceptos han perdido su esencia o de plano son meras simulaciones. "Por ejemplo, le llamamos 'posadas' a cualquier encuentro decembrino, reproducimos nieve artificial y añoramos un clima extremo que no tenemos. Encima hay que tener el tiempo y el tino para comprar regalos. "El sentimiento de amor y humanidad no debería tener fecha en el calendario. Debería ser permanente. Y sin adornos navideños".

"Sinceramente no me considero Grinch al 100, me encanta la época y mucho, pero hay detalles que me causan mucho conflicto, como por ejemplo, los inflables en las casas los odio en verdad, no tolero los inflables de monitos de nieve, santas, personajes temáticos, los detesto, y mis vecinos ponen 17 mil 282 inflables, a veces me dan ganas de poncharlos, obvio es broma, no lo voy a hacer, pero las ganas no se me quitan, ja, ja, ja, ja. "Que las casas estén decoradas me encanta, cuando las decoran bonito, pero es que hay unas casas que neta se pasan y cuelgan hasta el sartén que tiene un moño color rojo, o en verdad no siguen un solo estilo y cuelgan de todo, luces de colores, luces blancas, azules, unas parpadean, otras no, renos, nacimiento, moños, y para rematar el Santa Clos y el Mickey Mouse gigantes inflables, me enoja".

"Cuando era niño fui con mis papás a misa en Nochebuena, como acostumbrábamos cada año; lamentablemente el Padre de ese día, un Padre bastante duro y algo imprudente, decidió hablar sobre el verdadero valor de la Navidad y de cómo los padres han confundido a sus hijos inventando cosas como Santa Clos. "¿Inventar cosas?, ¿como Santa Clos?, siempre me costó trabajo poner atención en misa, pero ese día que sí estaba atento hubiera deseado no haberlo estado, fue un shock para mí. A la mañana siguiente no fue una Navidad muy divertida. "Debo admitir que ahora soy un Grinch rehabilitado, disfruto las fechas, el clima, y estar y compartir con la gente que quiero, que es lo que en realidad importa".