
Si los productores orgánicos se esfuerzan tanto por conservar la biodiversidad mientras cultivan sus insumos, ¿por qué no hacerlo también al entregar sus productos finales a las tiendas?
Bajo este supuesto, la iniciativa comercial Obio recurrió en Ciudad de México a un vehículo libre de emisiones contaminantes: la bicicleta de carga.
“La idea de terminar la cadena productiva para llegar al consumidor de la manera más coherente para nosotros fue a través de las bicicletas. No usamos bicicletas de pila. Es la manera en la que reducimos la huella de carbono, (contribuimos) a la reducción de gases y es amigable con el entorno”, explicó Marcos José León, coordinador de Logística de la agrupación de 12 organizaciones de pequeños productores de Chiapas, Oaxaca y Puebla.
“Nos hemos encaminado a mover o prestar logística a productores organizados, agroecológicos y orgánicos”.
Obio recibe en la Capital una extensa variedad de artículos, como cafés de especialidad, mieles de paisaje y productos derivados del cacao. Desde su centro de distribución en la Alcaldía Benito Juárez, sus repartidores se encargan de llevarlos en bicicletas de carga a los negocios donde están a la venta al público general, como Tienda UNAM, profundizó el también fundador de Bicientrega, servicio de entregas a bordo de dicho medio de transporte.
“La intención de las producciones orgánicas o agroecológicas es ser amigables con el entorno productivo y, en coherencia, con el entorno de consumo también. Con el modelo de Bicientrega se está promoviendo el cuidado de los espacios de consumo”, afirmó el ciclista.


Todos los productos distribuidos por Obio ostentan uno o varios certificados, tanto de alimentos orgánicos como de comercio justo, con los cuales demuestran a los consumidores su compromiso con el cuidado del medio ambiente y de las comunidades locales, resaltó José León.
Cada una de las 12 organizaciones productivas que conforman la iniciativa comercial está compuesta por cooperativas o empresas comunales. Voluntariamente se someten a procesos de evaluación con el fin de obtener sellos como los de Orgánico México de la Secretaría de Agricultura y Desarrollo Rural (Sader) o el Símbolo de Pequeños Productores (SSP) de SSP Global.
“Una cosa es que los productores puedan decir ‘esto se produce así’, pero para el gran mercado e incluso para la comercialización de exportación es necesario tener las certificaciones. Tienen que ser producciones con modelo agroecológico y se vuelven orgánicas tras la certificación”, agregó José León.
Artesanías, champús, cremas corporales y faciales, jabones, tés y vainilla son otros de los productos de los miembros de Obio. Según el coordinador de Logística, trasladarlos en bici a su vez permite tratarlos con cuidado para cumplir los controles de calidad de las tiendas.
El café no sólo es su estrella, sino también una muestra de prácticas sustentables en un modelo de policultivo: quienes se dedican a cultivarlo plantan los cafetos bajo la sombra de árboles nativos en lugar de especies exóticas, ejemplificó. Así mejoran la retención de agua en el suelo, evitan la proliferación de hongos y enriquecen la biodiversidad del sitio.
“Que haya plantas, flores y frutos viene bien a los insectos, mamíferos, aves y al ecosistema”, destacó José León.
¿Orgánicos?

Sígueles la pista

Revisa dónde distribuyen productos agroecológicos y de empresas comunales.
i. obio.ig y bicientrega.cdmx