SUFREN SECUESTRO
Y QUEDAN VARADOS

 Hace un año, Maribel Castillo Martínez, su esposo y el hijo de ambos, de 17 años y en silla de ruedas por parálisis cerebral, salieron de Honduras hacia Estados Unidos.

Llegaron a la Ciudad de México y tras aplicar en CBP One, recibieron una cita para cruzar la frontera el 23 de diciembre del año pasado.

Sin embargo, fueron secuestrados durante cinco días por delincuentes en Nuevo Laredo, y como no llegaron a su cita migratoria, las autoridades estadounidenses cancelaron el trámite.

Ahora están varados en Nuevo Leon, y ya planean quedarse en México.

“Estuvimos esperando 4 meses la cita de CBP One en Ciudad de México, ya la teníamos programada, pero en Nuevo Laredo nos secuestraron cinco días, nos pedían 800 dólares por cada uno, pero como no teníamos nos devolvieron”, contó.

Castillo recibe apoyo de Casa Monarca, y su plan a corto plazo es permanecer aquí.

“Vamos a buscar trabajar y un lugar para vivir, es complicado por la condición de mi hijo, porque mi esposo me venía ayudando, traemos su silla de ruedas”, dijo.

“Que nos apoyen, porque la verdad para él necesito pañales, medicamentos”.

NO PODRÁ REUNIRSE CON SU FAMILIA

Ryder Rodríguez esperaba en Monterrey el momento de poder reunirse con su esposa e hijos, quienes ya están en los Estados Unidos.

Él salió hace dos años de Honduras, y ya contaba con una cita en la aplicación CBP One para pedir asilo.

Sin embargo, todo cambió el pasado 20 de enero.
Su familia continuará dividida, y no sabe por cuánto tiempo será.

“Ya tenía la cita programada para enero y ya cuando me tocaba presentarme, me tocaba por Brownsville, me sale en el teléfono que mi cita está cancelada”, recordó Rodríguez.

“Cuando ella (su esposa) ingresó a Estados Unidos yo aún no estaba en México. Le salió la cita a ella primero y yo me quedé”, señaló el hondureño.

Ahora sólo lo fortalece el apoyo de su familia. Todo lo demás es incierto para él y decenas de migrantes que esperan en Nuevo León.

Rodríguez es creyente y confía en que el Presidente estadounidense Donald Trump no siempre tendrá mano dura contra los migrantes.

PASA DE POLICÍA A SER MIGRANTE

Angélica Castillo era policía en Venezuela, y hace 8 años salió con su esposo para pedir asilo y reunirse con su hermano en Estados Unidos.

Sin embargo, tras la cancelación y la llegada de Donald Trump a la Presidencia estadounidense, sus planes quedaron truncados.

“Yo era funcionario público, trabajaba con la Policía Nacional de mi ciudad, salí por problemas políticos con el Gobierno, me fui a Colombia y queríamos ir a Estados Unidos porque allá está mi hermano”, reveló Castillo, quien espera a su cuarto hijo.

Cansados de no recibir la cita en el CBP One, le pagaron a un coyote para que los cruzara a Estados Unidos, pero esto sólo empeoró la situación de su familia.

“En la desesperación de que no llegaba la cita y ya iba a ser 20 de enero, pagamos un ‘coyote’ y lo que nos hizo es que nos secuestró dos días”, recordó.

“Como no consiguieron plata nos soltaron en medio de la nada, a mi esposo lo golpearon, sabíamos que esto iba a pasar después del 20 (de enero, cuando Trump asumió la Presidencia)”.

Reveló que su esposo ya consiguió trabajo y están en espera de su bebé.

“Estamos esperando que nazca el niño y arreglando nuestros papeles migratorios para quedarnos acá, ya mi esposo está trabajando”, agregó.

ESPERARÁ EN NL OTRA OPORTUNIDAD

 Fabiana y su hija de 4 años llegaron en enero a Monterrey. Este es el primer mes en la Ciudad, y no sabe cuántos más pasará aquí.

El endurecimiento de las políticas migratorias en Estados Unidos —e incluso en México, con el despliegue de la Guardia Nacional en la frontera norte— la ha hecho cancelar sus planes de viajar… por ahora.

“La idea es intentar, pero todavía no”, expresó.

“Ahorita está feo, no quieren ver a ningún migrante por allá porque lo deportan. Aquí esperar a ver qué pasa, qué sucede”.

Mencionó que en Venezuela permanecen sus otros dos hijos, en espera de que mejoren las condiciones para migrar.

Acudió a Casa Indi para saber qué posibilidades hay para ingresar a Estados Unidos y, por mientras, permanecer legalmente en México.

“Aquí nos dicen que uno tiene que esperar, que hay que tener paciencia”, manifestó.

“Si se puede (llegar a Estados Unidos) sí, si no, no, porque la verdad no voy a arriesgar mi vida.

“Hay veces que siento que ya no se puede más, pero solo es pedirle a Dios, todos los días. Primeramente Dios a ver si podrá ser más adelante”.

CONTINUARÁ PLAN
PARA LLEGAR A EU

Menelio González viajó desde Honduras a México para esperar una cita que le abriera la puerta de los Estados Unidos, donde trabajaría para sacar adelante a su familia.

Pero la cancelación del programa estadounidense para solicitar asilo lo tiene en la incertidumbre.

Ahora recibe apoyo en un refugio de migrantes, pues prácticamente se quedó sin nada.

“Estoy triste porque digo yo: ¡cuánto tiempo estuvo la cita! Me vine casi como un año de allá de Honduras”, expresó.

“La verdad de las cosas es que yo me puse a llorar, porque más de nueve meses de estar con la cita y ya después nos quedamos sin nada”.

Afuera de Casa Indi, junto con otros extranjeros, González toma un descanso, mientras tratan de organizarse y recibir noticias de la situación en la frontera y en Estados Unidos.

Sin embargo, nadie sabe cuánto tiempo pueda durar el endurecimiento de las políticas contra la migración ilegal, incluso en México, que ha reforzado la frontera norte.

“La idea es llegar a Estados Unidos, porque uno viene de Honduras, e ir a superarse, hacer su casita, salir adelante, estar mejor”.