El Panteón de Mezquitán es un espacio histórico de Guadalajara, que fue inaugurado en 1896. Como dato curioso, hay una zona destinada a la comunidad alemana que vivía en la Ciudad en aquellos tiempos.

Alberga mausoleos y capillas con estilo neoclásico. Sin embargo, contrastan con el panorama que el visitante se encuentra conforme se va adentrando en el panteón. Tumbas rotas y llenas de basura, con restos de cinta amarilla que alguna vez advirtieron del peligro; pedazos de mármol y Cristos rotos desperdigados por el suelo y otros que parecen florecer entre la maleza; troncos y hierbas que han sido arrancadas sin siquiera ser depositadas en un basurero.

Botellas de licor, refrescos y cervezas estorban el camino, entre lo estrecho del espacio entre tumba y tumba.

Incluso hay una capilla que es usada como bodega. En su interior pueden observarse una bicicleta, una urna, varillas, un ventilador y, colgada sobre el crucifijo, una manguera que asemeja una ofrenda floral.

Fotos: Emilio de la Cruz 

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