LO MALO
El Río Pesquería expone diferentes rostros a lo largo de sus 83 kilómetros, en un recorrido de contrastes dentro de cinco municipios del área metropolitana.
Tiene fama de estar contaminado por basura y descargas de aguas negras, además ser impactado por asentamientos irregulares en sus márgenes, pero también hay tramos con humedales, agua turquesa, corrientes anchas y abundantes, y una rica variedad de flora y fauna.
NACE EN GARCÍA
Algunas versiones indican que el Río Pesquería lleva ese nombre porque el municipio de García, donde nace, se llamaba originalmente Pesquería Grande.
También se dice que fue por la gran cantidad de peces que tenía.
El río parte del Cerro de la Mota, y tan pronto se asoma la primera mancha urbana, el cauce exhibe agua color turquesa emergido de su manto freático tras lluvias recientes.
Frente al Fraccionamiento El Renacimiento, ese tono de agua es el marco perfecto de un pequeño humedal.
“Llovió y salió toda el agua de abajo, pero ya después se pone otra vez el agua con el tono normal o un poco oscuro”, dijo Maribel Reyes, vecina del sector.
CONTAMINACIÓN INDISCRIMINADA
El Pesquería marca el límite territorial de Monterrey y Escobedo en una extensa zona. Y justo ahí enfrenta sus mayores problemas de contaminación y de invasiones en sus márgenes.
Entre el Libramiento Noreste y el Canal Aztlán, toneladas de escombro y basura caen por los taludes y reducen la capacidad hidráulica del cauce.
Cientos de viviendas y negocios a las orillas generan gran parte de los desechos.
La desembocadura del Canal Aztlán le descarga al Pesquería aguas negras de forma constante.
En Escobedo, hay construcciones junto a un talud que ya ha registrado deslaves, y además tienen tuberías con descargas directas al cauce.
Una planta tratadora de Agua y Drenaje también descarga en el afluente.









LO BUENO
UNA MEJORÍA EN APODACA
Una mejor cara muestra el Pesquería a su paso por Apodaca.
Ibis, monjitas americanas, cormoranes neotropicales y diferentes especies de patos y garzas son avistados a la altura de Santa Rosa, en un río ensanchado, producto en gran parte de las descargas de agua tratada de AyD.
A esa altura también es abundante la vegetación, con mezquites, huizaches, anacahuitas y anacuas, entre otros árboles y plantas.
“En esta parte el río siempre ha estado muy bonito”, expresó María Refugio González, habitante de Santa Rosa.
“…Nada más a veces como que el agua sí huele medio mal”.
RIQUEZA EN PESQUERÍA
En Pesquería, el ecosistema del río es mucho más saludable incluso a la altura del Centro histórico, en donde múltiples especies de aves, además de tortugas y peces, parecen refugiarse.
Garza blanca, ibis y cormoranes pueden verse a la altura del ahora denominado Puente Kia.
“Ojalá no vaya a pasar lo mismo que en Monterrey”, expresó Jacinto Hernández, vecino de Pesquería, “que dejen que se construyan más casas a los lados, porque son las que generan toda la contaminación”.







