Esta especie es endémica de Nuevo León, es decir, solamente puede encontrarse en el estado y no en otras regiones geográficas.

Pero factores como la contaminación del río y la introducción de especies exóticas a los manantiales provocaron que su población disminuyera poco a poco, hasta que para los años 90 ya había desaparecido casi por completo.

Actualmente, los últimos ejemplares del Xiphophorus couchianus, nombre científico del pez, se encuentran en pequeñas peceras en el Laboratorio de Conservación de la Universidad Autónoma de Nuevo León (UANL).

Son 30 ejemplares que viven en cautiverio, a la espera de algún día volver a ser reintroducidos a su hábitat natural.

“Lo que nosotros hacemos aquí”, dice Leslie González, encargada del Área de Resguardo del Laboratorio de Conservación, “es mantenerlas bajo resguardo para investigación, para poderlas reproducir.

“Y para en un futuro, si es posible, reintroducirlas. Pero para llegar a eso hay mucho trabajo de fondo”.

En el Área de Resguardo, la bióloga muestra el área de temperatura controlada, donde se encuentran decenas de peceras llenas de diferentes especies.

Los pequeños peces Platy Monterrey, de unos tres centímetros de largo, están en algunas de esas peceras.

Destacan su tonalidad amarilla y las manchas negras de sus colas. Las especies que se conservan en el Área de Resguardo están protegidas por la NOM-059 y los investigadores del Laboratorio no pueden experimentar con ellas, sólo deben dejar que se reproduzcan de manera natural.

En el caso del pez Platy Monterrey, González explica que se requerirían entre 200 y 300 ejemplares para poder reintroducirlo al Río Santa Catarina y asegurar su supervivencia.

“Como son especies de aguas claras y ciertas condiciones, es bastante difícil de reproducir, por eso tenemos un número no tan alto”, comenta. “Hasta el momento, los peces se reproducen, pero mueren los adultos y se mantienen los números. Siempre fluctúan entre 20, 33… Ni subimos, ni bajamos”.

Pero la degradación del Río Santa Catarina complica la posibilidad de reintroducir los peces al cauce.

“Aunque tuviéramos esa cantidad de (200) individuos, no podríamos reintroducirlo porque las condiciones de su hábitat en lugar de mejorar van empeorando”, lamenta González.

Mientras tanto, cada nuevo ejemplar que nace del pez Platy Monterrey es un logro para sus cuidadores.