Ciudad Bosque y Colectivo Árboles Medioambiente

Vecinos de la Ciudad de México recurren a los árboles nativos como sus instrumentos contra el calor, la crisis climática y la contaminación.

Al plantarlos en banquetas, camellones, parques y otras áreas verdes ayudan a refrescar la Capital porque brindan sombra, mueven agua del suelo a la atmósfera mediante su transpiración y sus hojas emanan humedad, explica José Carlos Martínez, director de innovación en Reforestamos México.

La temperatura ambiental bajo la sombra de estas plantas es hasta 10 grados centígrados más baja con respecto a estar directamente expuesto al Sol, de acuerdo con la Secretaría de Medio Ambiente y Recursos Naturales (Semarnat).

Además, capturan dióxido de carbono (CO2), el principal gas de efecto invernadero, por lo que a largo plazo contribuyen a mitigar el cambio climático, añade el ingeniero forestal.

Son aquellos que se encuentran dentro de su área de distribución natural, son originarios de ese sitio y no fueron introducidos por personas.

Malinchismo arbóreo

Gracias a la organización vecinal, la Capital cuenta con más árboles. Foto: Colectivo Árboles Medioambiente

A decir de Martínez, conocido en redes sociales como JCelForestal, son ideales los árboles nativos en la CDMX porque están adaptados a las condiciones ambientales tan desafiantes de esta metrópoli, como suelos pobres en nutrientes, aire contaminado, ruido, luces artificiales y abundancia de residuos.

“Se ha optado mucho por las especies exóticas porque son más llamativas. Sin embargo, tenemos que pensar diferente y elegir especies locales y nativas, que desafortunadamente por un malinchismo arbóreo no conocemos tanto”, sostiene.

Deben sobrevivir a otros factores de estrés, como el pequeño tamaño de los arriates (espacios de tierra expuesta en superficies de concreto), riego escaso, estar debajo de cables, tener artículos colgados, que los perforen con clavos o los cubran con cemento.

“Hay muchos árboles que están ahogados en la banqueta. (Podemos) abrirles más el área para que puedan respirar los pobres árboles”, comenta Christina Lenz, integrante del Colectivo Árboles Medioambiente.

Los árboles no sólo absorben CO2, sino también otros gases que contaminan el aire, entre ellos monóxido de carbono, así como óxidos de nitrógeno y de azufre. También partículas de elementos como níquel y plomo.

Reverdecer colectivo

Los árboles deben cuidarse para que crezcan dos o tres metros de altura. Foto: Colectivo Árboles Medioambiente

Junto a vecinos de las colonias San Ángel, San Ángel Inn y Tlacopac, Lenz sale a las calles a ubicar sitios aptos para plantar árboles nativos, como capulines, encinos y tepozanes.

Una vez encontrados, se abren dos opciones: tocar a la casa del residente más cercano para pedir permiso de colocarlos a cambio de que el vecino se comprometa a cuidarlos o solicitar autorización a una autoridad para hacerlo en espacios públicos, como ocurrió en el Cetram “La Palma”, donde dispusieron 18 ejemplares.

Generalmente se plantan árboles de 20 centímetros de altura, a los cuales les toma alrededor de dos años crecer lo suficiente (2 o 3 metros) para empezar a brindar servicios ecosistémicos, precisa Martínez.

Se cubren con mulch u otros sustratos ricos en nutrientes, detalla Lenz, y a veces personas deben acudir con garrafones de agua a regarlos.

Adicionalmente, siembran arbustos y plantas más pequeñas, como retamas y tlacote o salvia mexicana, respectivamente. También crean proyectos de presupuesto participativo con los que han financiado podas de muérdago.

“Es un poquito (preguntarnos) qué podemos hacer y qué está en nuestras manos (…) para tratar de frenar el calentamiento global y mejorar la condición de los árboles en la ciudad, que están súper estresados”, comparte Lenz.

Desigualdad verde

Ciudad Bosque colabora con vecinos en sus actividades de siembra de árboles nativos. Foto: Carlos Valecillo

Convencidos de que todos los habitantes de la Zona Metropolitana del Valle de México deberían disfrutar los beneficios del arbolado urbano, Carlos Valecillo y David Vázquez fundaron Ciudad Bosque.

A través de una campaña en Donadora, recolectaron 62 mil pesos para plantar árboles nativos en zonas de escasos recursos o con poca presencia de estas especies. Escuelas, deportivos, mercados y oficinas gubernamentales son algunos espacios donde han sembrado codo a codo con vecinos.

Aparte de mejorar la salud física y mental de las personas, estar vinculados a menor incidencia de crímenes y ayudar a prevenir enfermedades, contribuyen a disminuir el riesgo de inundaciones porque evitan la escorrentía, es decir, que el agua se derrame tras rebasar sus cauces naturales, destaca Valecillo, quien se hace llamar Chigüire Reforestador.

Alcaldías que suelen inundarse, como Iztapalapa y Gustavo A. Madero, tienen en común baja cobertura arbórea, agrega.

“Es algo triste (que) el árbol se ha vuelto un elemento gentrifricador. No porque sea malo plantarlo en sí, sino porque se vuelve un elemento de venta para escapar de estas olas de calor”, lamenta.

Ciudad Bosque concentra sus esfuerzos en colonias como Santa Cruz Meyehualco, en Iztapalapa, pero no se limita a la CDMX, sino que opera también en el Estado de México. Por ejemplo en Infonavit Centro, en Cuautitlán Izcalli, y en Guadalupana La Venta, en Ecatepec. A los pobladores se les pide compromiso para cuidar los árboles.

“No creemos en el chilangocentrismo. Cree (la gente) que porque hay una calle que divide Ciudad y Estado ya es diferente, pero vivimos en una misma cuenca hidrográfica y en una misma región ecológica. Deberíamos verlo desde un enfoque más metropolitano”, afirma Vázquez, apodado Desertícola.

  • Aunque los fresnos son árboles nativos, Martínez desaconseja plantarlos porque abundan en la Capital. Son tantos que expertos temen que su destino sea similar al de muchas palmeras, que han muerto por enfermedades o plagas.
  • Además, las banquetas de la urbe son pequeñas para estos árboles que llegan a alcanzar 20 metros de altura.

Cultivan alianzas

Francisco Arjona y José Carlos Martínez organizan recorridos de apreciación de árboles a través de su cuenta en Twitter @arbolescdmx. Foto: José Carlos Martínez

Martínez comenta que cualquier persona interesada en plantar árboles en la vía pública debería solicitar permiso a las autoridades correspondientes. Sin embargo, son tantas las dependencias involucradas que Ciudad Bosque y el Colectivo Árboles Medioambiente optan por forjar alianzas que les permitan operar sin inconvenientes.

Lenz se acercó a los encargados de sustentabilidad de la Alcaldía Álvaro Obregón, quienes ayudaron a obtener autorización del Organismo Regulador de Transporte, responsable de los Cetrams, por ejemplo.

Valecillo y Vázquez suelen aliarse para sus reforestaciones con escuelas, así como con Comisiones de Participación Comunitaria (COPACO) en la CDMX y Consejos de Participación Ciudadana (COPACI) en el Edomex.

Quienes estén interesados en sembrar árboles, arbustos y plantas pueden pedir asesoría a través de Twitter a especialistas dispuestos a ayudar, como @arbolescdmx y @jungla_cdmx. Un primer paso sería conocer las características de especies nativas en guías de campo, como la de Conabio, y en plataformas de ciencia ciudadana, como NaturaLista.

Martínez exhorta a la ciudadanía a cuidar los ejemplares arbóreos existentes. Si alguien sospecha o ve alguno enfermo, aconseja reportarlo al Sistema Unificado de Atención Ciudadana (SUAC). Considera que suele ser más efectivo que dar aviso a las alcaldías o a la Secretaría del Medio Ambiente (Sedema).

¿Qué árboles plantar?

Ciudad Bosque planta árboles nativos es zonas de escasos recursos de la CDMX y el Edomex. Foto: Carlos Valecillo

Antes de plantar cualquier árbol nativo, los entrevistados coinciden en buscar asesoría para saber cuál es la especie ideal según las características del sitio. Algunas de las más populares son:

  • Aile.
  • Ahuehuete.
  • Árbol de manitas.
  • Cazahuate.
  • Coquito.
  • Clavellina.
  • Encino.
  • Flor de mayo.
  • Guaje.
  • Guamúchil.
  • Huizache.
  • Jarilla.
  • Liquidámbar.
  • Palo dulce.
  • Palo verde.
  • Sicomoro americano.
  • Tabachín de monte.
  • Tronadora.
  • Gracias a este tipo de árboles, las aves pueden encontrar alimento. Si no hallan, terminan por consumir semillas de muérdago, por lo que desplazan esta plaga en la urbe.
  • Sus frutos no deberían ser para el consumo humano porque absorben contaminantes de la ciudad, situación que podría ocasionar problemas de salud.
  • Algunos ejemplos son el capulín, la guayaba y el tejocote.

Fuentes: Sedema, Semarnat, UNAM y WWF México
Edición: Tonatiúh Rubín
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