El origen de las glorietas se remonta a los inicios del siglo 20. Estas soluciones de distribución vial se dieron, casi en simultáneo en París, Nueva York y Reino Unido, para tratar de aligerar la saturación de automóviles en las intersecciones, según documenta el académico Juan Luis Rubio Martín, Ingeniero de Caminos por la Universidad Politécnica de Madrid. En esta imagen, que data de la década de los 60, se ve la distribución de La Minerva, la rotonda más importante de Guadalajara. 

Uno de los primeros en plantear esta solución fue el arquitecto francés Eugène Alfred Hénar, en 1907. El número de automotores incrementaba a ritmo acelerado por lo que planteó un “sistema de circulación giratorio y en el mismo sentido alrededor de un obstáculo central (…) mediante las intersecciones giratorias se mejoraban las condiciones de seguridad debido a la reducción en el número de puntos de conflicto principal problema atribuido a los cruces de la época”, explica Rubio Martín.

Aunque fueron creadas para resolver un problema, parece que en Guadalajara se construyeron para generar más conflictos. De acuerdo con el académico Fernando Calonge Reillo, Coordinador de la Maestría en Movilidad Urbana, Transporte y Territorio de Centro Universitario de Tonalá, a los tapatíos les cuesta “tomarle la medida” a las rotondas, porque manejan de una manera “muy particular”.

Las reglas son muy claras, pero los tapatíos no hacen caso de las indicaciones por falta de educación vial, muchos aprenden a manejar gracias a instrucciones de amigos o familiares, pero no reciben una adecuada educación respecto a cómo deben moverse por la distintas vías de tránsito.

Muchos tapatíos piensan que la glorieta es un obstáculo que se ha interpuesto para seguir la marcha, pero no es un obstáculo, es una vialidad más que ayuda a aliviar la distribución del tránsito; pero todo mundo las toma como puede y eso provoca muchas dificultades y accidentes”, advierte el académico de la UdeG.

“Cuando uno está dentro de una rotonda hay que pensar que se está en una calle, primero hay que usar las direccionales para avisar de cualquier movimiento, eso significa que si queremos movernos hacia una vía perpendicular, se hace desde el carril derecho, para girar hacia la derecha”, describe Calonge Reillo.

El automovilista que va a ingresar a una rotonda debe ceder el paso a los automotores que ya circulan por la glorieta e incorporarse hacia la derecha. Según la dirección que va a tomar debe circular de carril en carril hasta situarse en el del extremo derecho para dirigirse a la vía que le interesa dirigirse. “La regla de prioridad a la derecha establece que, en intersecciones sin señalizar, se debe ceder el paso al vehículo que se aproxima por la derecha”, aclara Rubio Martín.