Esteban Saldaña

Los fenómenos meteorológicos que azotan cada vez con mayor fuerza a la Tierra, como inundaciones intensas, incendios indomables y sequías extremas, dan muestra de la conmoción que sufre el mundo a raíz de la explotación de sus recursos naturales.

Para enfrentar la crisis ambiental y sus consecuencias, como extinción masiva de especies y pérdida de cosechas, no sólo la humanidad necesita cambiar sus hábitos de consumo. También se requieren especialistas que prevengan, detengan y reviertan la destrucción de los ecosistemas.

A través de posgrados, instituciones educativas forman expertos en Restauración Ecológica, capacitados para ayudar al planeta a recuperarse del manejo insostenible de sus riquezas y de los daños causados por las actividades humanas, explica Fabiola López Barrera, investigadora del Instituto de Ecología (Inecol).

“Todos los ecosistemas tienen una capacidad natural de regenerarse, pero en la mayor parte de los paisajes, por el efecto del ser humano, este regreso ya no es posible si no se interviene”, precisa.

El Inecol imparte un diplomado en Restauración de Ecosistemas y Servicios Ambientales; desde 2014, este centro del Conacyt ha preparado a 336 profesionistas provenientes de 20 países.

El interés por esta área de estudio se prevé que siga en aumento, pues 2021 marca el inicio del Decenio de las Naciones Unidas sobre la Restauración de Ecosistemas. Este período terminará en 2030, plazo límite que, según expertos, representa la última oportunidad de prevenir un cambio climático catastrófico.

Rolando Gelabert, coordinador de la maestría en Restauración Ecológica de la Universidad Autónoma del Carmen (Unacar), estima una mayor demanda laboral para los egresados, tanto en el sector público como en el privado, así como en la docencia e investigación.

“Se forman estudiantes con la capacidad de abordar los problemas naturales desde tres puntos de vista: biológico y ecológico, en el manejo que involucra al sector social, y en cuestiones legales y económicas”, detalla.

De acuerdo con Marisela Pando, coordinadora de la maestría en Restauración Ecológica de la Universidad Autónoma de Nuevo León (UANL), las compañías solicitan cada vez más graduados para atender las demandas en materia de sustentabilidad y legislación ambiental de sus clientes.

“Por su actividad, ya sea minería, agricultura o pastoreo, provocan degradación. En algunos casos, la normativa los obliga a aplicar medidas de restauración y, en otros, voluntariamente quieren hacerlo; es ahí donde los estudiantes se involucran con las empresas”, ahonda.

En tanto, la maestría en Ciencias de la Sostenibilidad de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) cuenta con un campo de Restauración Ambiental por la urgencia de acompañar grandes iniciativas.

Roberto Lindig, por ejemplo, coordinó la propuesta de restauración ambiental del Proyecto Bosque de Chapultepec: Naturaleza y Cultura, creado para unificar sus cuatro secciones y convertirlo en el parque biocultural más grande del País.

“(La degradación) es algo que idealmente nunca debió de haber ocurrido. La restauración es una disciplina que surge porque hicimos un mal manejo de la naturaleza y ahora lo tenemos que revertir”, afirma el tutor del posgrado de la Máxima Casa de Estudios.

“Restaurar ecosistemas no es una cuestión romántica ni una utopía, es necesario para la subsistencia del ser humano”.

Rolando Gelabert

Coordinador académico de la maestría en Restauración Ecológica de la Unacar.

Afecta degradación al País

Una superficie poco mayor al tamaño de Nayarit necesita ser restaurada.

del área cubierta por vegetación presenta degradación.
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Fuente: Conabio

“No podemos decir que haya un ecosistema que no se haya deteriorado. Afortunadamente, se puede revertir dependiendo del nivel de deterioro que haya tenido”.

Marisela Pando

Coordinadora académica de la maestría en Restauración Ecológica de la UANL.

Sanar la Tierra

Esteban Saldaña

Juan Felipe Silva pide a sus alumnos que imaginen al mundo como un paciente que enfermó por la contaminación, el cambio climático y la pérdida de biodiversidad, lo que la ONU define como la triple crisis ambiental.

“Estamos hablando no de la salud humana, sino de la salud del planeta. La naturaleza nos envía señales de una enfermedad muy grave, como el calentamiento global o el Covid-19, porque esta pandemia es producto de los impactos en la naturaleza que hemos creado con nuestro desarrollo”, advierte.

A decir del docente del doctorado en Conservación y Restauración del Medio Natural de la Universidad Centro Panamericano de Estudios Superiores (Unicepes), también se requiere investigación de alto nivel para formular planes de rescate, así que la academia es otro campo laboral en auge.

Al ser un programa en línea, cada año recibe estudiantes de países de América Latina, como Costa Rica, Ecuador y Perú, y sus profesores están dentro y fuera de México, como Silva, que es residente de Chile.

Actualmente, en menos del 3 por ciento de la superficie terrestre puede considerarse que la fauna está intacta, indica un estudio liderado por BirdLife International y la Universidad de Cambridge, en el que participó el Instituto de Ecología (IE) de la UNAM.

No obstante, la oportunidad de revertir esta degradación todavía puede lograrse e incluso mejoraría la vida de las personas, según el Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente.

Restaurar 350 millones de hectáreas, equivalentes a poco más de la extensión de la India, produciría beneficios valuados en 9 billones de dólares en servicios ecosistémicos.

Además, eliminaría de la atmósfera hasta 26 mil millones de toneladas de gases de efecto invernadero (GEI), que exacerban la crisis climática. Esta cantidad es superior a las emisiones anuales de países como Cuba, Guatemala y Bolivia, de acuerdo con datos del Global Carbon Atlas.

López Barrera, del Inecol, llama a las personas a no confundirse ni crear falsas expectativas de que se puede recuperar todo lo perdido. La extinción de animales y plantas, por ejemplo, no tiene vuelta atrás.

“En esta década de la restauración, seguimos perdiendo ecosistemas. Toda la serie de interacciones y la gran biodiversidad de los ecosistemas nativos, no se van a recuperar”, lamenta.

La restauración ecológica es costosa, compleja y de largo plazo, ya que la recuperación de especies en peligro y funciones de un ecosistema pueden comenzar a apreciarse luego de tres o cuatro décadas, añade.

“La conservación es proteger lo que nos queda, mientras que la restauración sería como la curación de las enfermedades de la naturaleza”.

Juan Felipe Silva

Profesor del doctorado en Conservación y Restauración del Medio Natural de Unicepes.

Toma nota

La Restauración Ecológica trabaja sobre un par de conceptos clave.

+ Ecosistema: conjunto de especies de un área que interactúan entre ellas y con su ambiente. Sus miembros dependen los unos de los otros.

+ Servicios ecosistémicos: beneficios que obtienen las personas de los ecosistemas, como la polinización de cultivos, mejoramiento de la calidad del agua y regulación del clima.

especies de animales y plantas están amenazadas.
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especies están en peligro de extinción.
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Fuente: Conabio

“Es muy importante no perder de vista la conservación, porque (…) va a llegar un punto en el que si la flora y la fauna se terminan, no va a haber retorno”.

Fabiola López Barrera

Coordinadora del diplomado en Restauración de Ecosistemas y Servicios Ambientales del Inecol.

Acciones prioritarias

Esteban Saldaña

Aunque los árboles contribuyen a capturar carbono, fertilizar los suelos y proteger animales, es equivocado pensar que restauración ecológica equivale a reforestación, aclaran los especialistas.

Sembrarlos es clave para combatir la crisis climática en entornos como bosques, pero ecosistemas como océanos o humedales requieren otro tipo de acciones.

Los pastizales del noroeste de México, cuenta Pando, son afectados por la agricultura porque el riego con agua de mala calidad aumenta su concentración de sal. En este caso, se podrían plantar leguminosas porque proveen hojarasca que se convierte en materia orgánica para enriquecer el suelo.

“Por esta degradación que sufren los ecosistemas, a veces cambian mucho sus condiciones”, comenta la coordinadora de la UANL.

“La vegetación que anteriormente estaba ahí, ya no se va a poder reincorporar. A lo mejor tenemos que empezar con otra especie que cumpla la misma función”.

Los egresados tampoco suelen dedicarse a reforestar. Una ex alumna, ejemplifica, fue contratada por un hotel en Baja California para promover actividades turísticas que no dañen al ambiente.

Por otro lado, subraya Lindig, cuando se recupera un espacio natural también se rescata parte de la historia y cultura del sitio.

En Michoacán, el tutor colabora en la restauración de Tzintzuntzan, cuyo nombre significa “lugar de colibríes” en purépecha. Al mejorar el ciclo hidrológico de la localidad, comenzaron a crecer las plantas de las que se alimentan estas aves.

“La identidad cultural está muy relacionada con el ambiente natural a través de esta especie emblemática, que son los colibríes. Existe una relación de dependencia mutua entre la cultura y la naturaleza”, señala el investigador del Instituto de Investigaciones en Ecosistemas y Sustentabilidad (IIES) de la UNAM.

Como parte de las Metas de Aichi del Convenio sobre la Diversidad Biológica (CBD, por sus siglas en inglés) de la ONU, México se comprometió a restaurar el 15 por ciento de sus ecosistemas degradados para 2020.

En su último reporte de avances, el País no indicó en qué porcentaje cumplió el objetivo, pero sí dio a conocer que identificó 28 millones de hectáreas que requieren restauración, es decir, una extensión superior al tamaño de Nayarit. La prioridad es extrema en un tercio de ellas.

“Le corresponde a las universidades, como centros de formación de especialistas en todas las ramas de la ciencia, preparar a los profesionales que van a trabajar con este problema de la salud planetaria”, considera Silva, de Unicepes.

“La restauración ecológica es una herramienta que nos permite crear una nueva bioculturalidad, en la que tengamos una nueva relación con la naturaleza”.

Roberto Lindig

Tutor de la maestría en Ciencias de la Sostenibilidad de la UNAM.

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Más de 70 países, incluido México, propusieron declarar al período de 2021 a 2030 como el Decenio de las Naciones Unidas sobre la Restauración de los Ecosistemas.

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¿Dónde estudiar?

Egresados de carreras socioambientales son candidatos a estudiar un posgrado en Restauración Ecológica.

Inecol
+ Diplomado en Restauración de Ecosistemas y Servicios Ambientales
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UANL
+ Maestría en Restauración Ecológica
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Unacar
+ Maestría en Restauración Ecológica
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UNAM
+ Maestría en Ciencias de la Sostenibilidad
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Unicepes
+ Diplomado en Ingeniería de la Restauración de Ecosistemas Degradados
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+ Doctorado en Conservación y Restauración del Medio Natural
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