DISEÑO, PODER  Y AMENIDADES

El Redmi Note 13 Pro 5G supera la franja de los 10 mil pesos en su precio y, a cambio, los usuarios obtienen un equipo lo suficientemente balanceado como para obtener fotografías decentes y de buena calidad, disfrutar de consumo multimedia con pantalla AMOLED y sonido estéreo, además de otras prestaciones como eSIM, entrada para audífonos, NFC y sensor infrarrojo.

La firma asiática apostó por un diseño completamente rectangular, con líneas rectas y afiladas que recorren los laterales, así como en la parte superior e inferior del dispositivo, excepto las esquinas, que tienen una forma redondeada para no incomodar al llevarse en la bolsa del pantalón.

Por atrás, la palma de la mano recibe una superficie plástica con un terminado cristalino que atrapa fácilmente las huellas y grasa de las manos. Al subir el tacto, los dedos se encuentran con un módulo triple de cámara, de donde sobresalen muchísimo los aros que resguardan al sensor principal y ultra gran angular; el pequeño círculo del macro es tímido en su forma.

A detalle: Xiaomi Redmi Note 13 Pro 5G
  • Pantalla: AMOLED de 6.67 pulgadas con resolución de 2,712 x 1,220 pixeles, tasa de actualización de hasta 120 Hz.
  • Procesador: Snapdragon 7s Gen 2.
  • Memoria RAM: 8 GB.
  • Almacenamiento: 256 GB.
  • Sistema operativo: MIUI 14 (Basado en Android 13).
  • Cámaras principales: 200 MP en el sensor principal, ultra angular de 8 MP y macro de 2 MP.
  • Grabación máxima con cámara principal: 4K a 30 cuadros por segundo.
  • Cámara frontal: 16 MP.
  • Grabación máxima con cámara frontal: 1080p a 60 cuadros por segundo.
  • Batería: 5,100 mAh con carga rápida de 67 W.
  • Seguridad biométrica: Sensor de huella dactilar en pantalla y reconocimiento facial.
  • Conectividad: 5G, Bluetooth 5.4 y WiFi 5.
  • Peso: 187 gramos.

El acabado cristalino y los enormes anillos de las cámaras representan una desventaja, ya que es impensable llevar el celular sin protección. Una caída fatal podría comprometer la zona prominente de las cámaras, además de que luciría impresentable, lleno de manchas. Por suerte, el fabricante incluye una carcasa protectora en la caja del producto.

Del cuerpo, vale la pena mencionar la inclusión de la entrada para auriculares, un elemento que agradecí muchísimo porque conecté mis audífonos favoritos del momento (KZ Castor). También hay un pequeño sensor infrarrojo en la zona de arriba para usar el teléfono como un control remoto para la televisión.

El celular tiene un tamaño considerable debido a sus 6.67 pulgadas en la diagonal de la pantalla, lo que podría dificultar su manipulación para personas con manos pequeñas. Sin embargo, no todo es negativo, ya que resulta gratificante disfrutar de contenidos en un panel AMOLED, el cual ofrece una mayor profundidad de color y negros totales.

En su interior, encontramos un procesador Snapdragon 7s Gen 2, el mismo que llevan el Poco X6 y el Realme 12 Pro+, modelos lanzados este año. En términos de poder de procesamiento, comparte similitudes con el Snapdragon 778G, presente en dispositivos como el Honor 70, Motorola Edge 30 o el Nothing Phone (1). También se aproxima en capacidad al Dimensity 1050 de MediaTek, disponible en el Motorola Edge de 2022.

Para distanciarse de su competencia, rara vez en México vemos un móvil de gama media que ofrece eSIM, o sea tener una línea telefónica sin necesidad del chip físico. Y si aún usas SIM física, hay espacio en su bandeja para poner dos chips. También me agradó que cuente con NFC, tecnología de comunicación inalámbrica que permite pagos desde el celular o recargas de tarjetas del transporte público.

El teléfono se compone de tres sensores: el principal es un gran angular de 200 MP, un ultra gran angular de 8 MP y un sensor macro de 2 MP. Aquí es donde se aleja de los teléfonos de gama alta, porque los dispositivos de ese segmento son más potentes en fotografía al tener un mayor tamaño en los sensores e incluso suman lentes periscópicas para imágenes con zoom más amplio.

CÁMARAS, A PRUEBA

Para las pruebas, recorrimos varios lugares de Yucatán. Nuestra primera parada fue en la ciudad de Mérida, y el mejor spot fue el Monumento a la Patria, ubicado en Paseo de Montejo, una de las principales vialidades de la ciudad que recuerda al Paseo de la Reforma de la Ciudad de México.

La obra de Rómulo Rozo está llena de detalles que reflejan parte de la historia de México, como elementos prehispánicos, la Conquista española, la Independencia, la Revolución y la Modernidad. El monumento invita a contemplar cada figura tallada minuciosamente en el bloque de cantera, en especial del lado cóncavo donde se aprecia la ceiba, el árbol con significado sagrado en la cultura Maya.

Debajo de la ceiba se dibujan intrincadas figuras agrupadas entre sí, sin dejar ningún espacio. En los relieves, el autor nos cuenta el encuentro de los mayas y españoles; retrata una instantánea del periodo posclásico tardío, el último momento de la cultura Maya que culmina con la Conquista, cuya campaña fue emprendida por Francisco de Montejo, quien fuera uno de los capitanes de Hernán Cortés, posteriormente su hijo y sobrino continuaron el dominio sobre la región.

En el lado convexo, figura al centro una mujer indígena que mira de frente hacia el sur mientras toma en sus manos una columna compuesta por varios elementos como una casa y el escudo del Estado de Yucatán. A sus pies, dos guerreros jaguar se postran en señal de reverencia y sumisión, mientras que en sus laterales emergen rostros que miran hacia el cielo al tiempo que entregan ofrendas. Todo un agasajo visual.

Avanzada la tarde y después de degustar una cochinita pibil en el Museo de la Gastronomía Yucateca y disfrutar del cielo aduraznado que nos regaló la Península de Yucatán como postre, condujimos hacia el cenote San Ignacio, ubicado en el Municipio de Chocholá, al suroeste de Mérida. Llegar allá tomó alrededor de 37 minutos desde el Centro.

Las noches en la primavera yucateca se distinguen por su calidez y humedad, por lo que echarse un chapuzón en este cenote se sintió como un bálsamo para ese incómodo sudor. Aquí aprovechamos el modo Nocturno del teléfono para realizar algunas capturas del atractivo turístico al cual se ingresa descendiendo unos 30 metros debajo del suelo.

Esta maravilla natural que deja ver agua cristalina rodeada de espeleotemas, es decir complejas formaciones minerales que se desarrollan en cuevas y cavernas, forma parte del anillo de cenotes en el estado y a su vez tiene relación con el Cráter del Chicxulub, que, de acuerdo con investigadores, es el vestigio de la extinción de los dinosaurios hace 65 millones de años producido por un meteorito de más de 10 kilómetros de diámetro.

Después de nadar en este portal al inframundo, según la mitología maya, y jugar al espeleólogo, nos fuimos a descansar porque al día siguiente Kukulkán estaba ansioso por bajar de la pirámide principal de Chichén Itzá.

Llegó el día más esperado y con él, el ruido de las tripas a las 9 de la mañana que hablaban en su idioma para decirme cosas como: “tengo un hambre demencial”. Para saciar el apetito llegamos a Cuna, el restaurante del venezolano Maycoll Calderón, de donde salí tremendamente decepcionado por los chilaquiles pintos desabridos y el pan semidulce cubierto con una pobre cantidad del tradicional queso de bola yucateco. Mala experiencia.

Antes de llegar al momento cumbre, paramos en Izamal, el pequeño pueblo que queda entre Mérida y Chichén Itzá. El lugar es especial por albergar tres culturas del periodo prehispánico, colonial y época actual. También es encantador por el color amarillo mostaza que adereza las fachadas de las casas y el edificio más emblemático: el Convento de San Antonio de Padua.

Gener Vallejos, nuestro guía turístico que no paraba de sonreír pese a los 38 grados centígrados en el punto más alto del Sol a las 13:00 horas, nos explicó que en este sitio litúrgico, el Papa Juan Pablo II ofició una misa para pedir perdón por las atrocidades de la Iglesia Católica sobre los mayas.

 

Desde Izamal viajamos durante una hora hacia el este para acudir a las ruinas, al llegar lo primero que sorprende es la enorme cantidad de turistas locales, nacionales e internacionales, todos ataviados de color blanco, dizque para recibir las energías y vibraciones positivas que convergen en este espacio edificado con una ingeniería colosal, una matemática enigmática y una atención a los fenómenos astronómicos.

De todos los elementos alrededor de Chichén Itzá, la arquitectura de la pirámide de Kukulkán es la que deja sin palabras, pues la construcción se entiende con el movimiento de la Tierra con el Sol cada equinoccio de primavera y otoño, lo que provoca el descenso de la serpiente emplumada sobre la cara lateral de la escalinata norte, gracias a las sombras que se proyectan por las esquinas de los nueve niveles que componen la pirámide.

“El detalle de diseño del templo permite que los nueve niveles proyecten siete triángulos isósceles de luz: una serpiente luminosa y mágica que queda rematada por la cabeza pétrea del arranque de la alfarda”, describe con mayor precisión José Alejandro Adamuz, periodista de viajes en National Geographic.

En el momento climático del evento, las personas alzan las manos para pretender que se cargan de energía con esta manifestación de lo sagrado sobre lo material; algunos se quedan a ras de la pirámide y miran el serpenteo del cuerpo que se desplaza lentamente hasta que las sombras consumen por completo la escalinata y con ello el paso hacia el anochecer.

CONCLUSIONES

La cámara principal del Redmi Note 13 Pro 5G ofrece fotografías consistentes y de buena calidad en exteriores, como se pudo notar en esta crónica. Algunas inconsistencias que encontramos son el abuso en la saturación de los colores; el rango dinámico es inestable tanto en la cámara principal y en la selfie, por lo que se dificulta tomar fotos en espacios donde hay contrastes de luz y sombras; grabar video en 4K a 30 cuadros le cuesta trabajo, ya que el resultado final presenta algunos tropiezos en la fluidez de la reproducción.

Fuera de estos inconvenientes, el teléfono es una grata apuesta para la gama media premium de este año por varias razones: comparado con su competencia, aventaja por ofrecer Android 13, el procesamiento habilita otras experiencias como el gaming o consumo multimedia sin fricciones, también rescatamos el hecho de democratizar la eSIM, una prestación reservada para la gama alta, la pantalla AMOLED acompasada con el sonido estéreo, y las garantías de protección al sumar Corning Gorilla Glass Victus en el cristal frontal y certificación IP54 para sobrevivir a entornos húmedos o una lluvia ligera.

Redmi Note 13 Pro 5G
$11,000 en Xiaomi México

Calificación: 4 estrellas de 5 ⭐⭐⭐⭐