Al entrar en vigor la reforma, el prelado o máximo representante del Opus Dei, actualmente Fernando Ocáriz, ya no tendrá el rango de obispo ni tendrá permitido portar los ropajes ni el anillo episcopales.
Mantendrá la relación con los obispos, pero ahora no de forma autónoma, y al ser considerado un sacerdote deberá reportarse con los líderes religiosos a nivel local, e informar a las autoridades católicas sobre finanzas y acciones.
De hecho, cada año el Opus Dei deberá presentar ese informe sobre su prelatura y el desarrollo de su labor apostólica en el mundo.