
Heredero de reconocidos arquitectos modernos como Julio de la Peña, Erich Coufal, y Horst Hartung, José Manuel Gómez Vázquez Aldana, egresó de la licenciatura de Arquitectura de la Universidad de Guadalajara y desde hace más de medio siglo, su trayectoria incluye el trazo de espacios monumentales como el Santuario de los Mártires en Guadalajara y el Palacio de la Cultura y los Congresos, así como la remodelación del Estadio Jalisco, para el mundial de futbol de 1970.

Su práctica profesional abarca décadas de trabajo en el diseño y desarrollo de espacios públicos, privados y comerciales en México y América Latina. Al frente del despacho Gómez Vázquez Internacional, ha participado en la transformación arquitectónica de la Ciudad y de otras latitudes, aunque uno de los proyectos que más marcó su carrera fue precisamente el que vinculó su profesión con una de sus pasiones personales: la tauromaquia.

El proyecto de la Plaza de Toros Nuevo Progreso, que abrió sus puertas en 1967 (apenas siete años después de su vecino el Estadio Jalisco), fue concebido bajo una visión que buscaba integrar las necesidades funcionales del espectáculo taurino con una estructura moderna y duradera.

El diseño estuvo a cargo de Gómez Vázquez Aldana, quien ha señalado en entrevistas que esta obra le implicó un proceso complejo, tanto técnico como emocional, y que requirió de extensas jornadas de investigación, incluyendo visitas a diversas plazas de toros en España para entender sus proporciones, flujos y atmósferas.

El resultado fue una plaza con capacidad para más de 16 mil personas, de planta circular, con tendidos que permiten visibilidad desde cualquier punto y una ventilación natural eficiente. La estructura combina elementos tradicionales del modelo taurino —como el ruedo central y la distribución por barreras, tendidos y gradas— con soluciones modernas en materiales y diseño.

En su fachada, la plaza se distingue por el uso de concreto aparente recubierto, con celosías de color rojo que rematan en formas ovaladas hacia la parte superior. Este tratamiento permite un juego de luz y sombra en el exterior del recinto, al tiempo que aligera visualmente la masa estructural del edificio.

Una de las particularidades de la Plaza Nuevo Progreso es su capacidad de adaptación. Aunque fue concebida como espacio taurino, a lo largo de los años también ha albergado conciertos, eventos culturales y actividades deportivas. Esto ha contribuido a que el recinto se mantenga vigente y funcional, sin perder su identidad original.


El vínculo de José Manuel Gómez Vázquez Aldana con la Plaza Nuevo Progreso permanece como uno de los episodios más representativos de su carrera, por el nivel de exigencia técnica y por la conexión personal que mantuvo con el proyecto desde su concepción, ha explicado él mismo.
Información: Rebeca Pérez Vega.
Fotos: Cortesía José Manuel Gómez Vázquez Aldana.
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