La nueva línea aérea propuesta por el Gobierno federal no tiene nada que ver con el resurgimiento de Mexicana de Aviación. Se trata de un proyecto nuevo que operaría con una cooperativa conformada por empleados de la extinta compañía y un grupo de empresarios. No obstante, el modelo todavía está en proceso de definición.
Hasta ahora, no contempla usar el mismo nombre ni activos de la quebrada aerolínea, ya que eso es imposible legalmente debido a que sigue pendiente la liquidación de 7 mil 300 trabajadores que formaron parte de esta empresa. Si los activos se venden, los recursos obtenidos deben ser destinados justamente al pago de liquidaciones de los exempleados que esperan este dinero desde que la aerolínea dejó de volar en 2010.
La marca de la extinta empresa es parte de esos activos, por lo que tampoco puede ser usada para la nueva compañía. De querer usarla se tendría que comprar y, según un avalúo de 2017, en ese entonces tenía un valor aproximado de entre 50 millones a 120 millones de dólares; sin embargo, expertos señalan que su valor se ha deteriorado.