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Antes de ser rescatada por un grupo de voluntarios, “Kandaka” yacía hambrienta en una pequeña jaula del Zoológico de Jartum, ubicado en la capital de Sudán.

Gracias a que fue liberada en 2021, esta leona de cinco años ahora puede ver cómo juegan sus cachorros en la reserva de Al Baguir, en medio de la sabana.

Sin embargo, vivir en uno de los países más pobres del mundo significa que sus cuidadores enfrentan dificultades para alimentarla a ella y a los otros 16 leones del recinto.

Sobreviven a conflictos

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“Kandaka” fue liberada del Zoológico de Jartum junto con dos machos en enero de 2021, luego de una revolución que consiguió la salida de Omar Hasán Ahmad al Bashir de la presidencia tras dirigir al país africano por 30 años.

Su historia continúa marcada por conflictos, pues en octubre del año pasado el Ejército de Sudán dio un golpe de Estado, arrestó a líderes políticos y se declaró estado de emergencia.

El Primer Ministro Abdalá Hamdok permaneció bajo arresto domiciliario, luego fue reinstaurando en su cargo en noviembre, pero renunció en enero de 2022 tras una jornada de protestas en Jartum.

Todo lo anterior complica las actividades de los voluntarios que cuidan a los leones. Deben, por ejemplo, rodear carreteras y puentes bloqueados por el ejército durante cada manifestación en contra del golpe de Estado.

Alimento, un reto en Sudán

A finales de 2021, casi 9 millones de personas en Sudán enfrentaban hambre aguda por los efectos combinados de la crisis económica, conflictos y pobres cosechas, de acuerdo con el Programa Mundial de Alimentos (WFP, por sus siglas en inglés) de la ONU.

Bajo estas condiciones, recaudar fondos para cuidar y alimentar a los animales es un reto, a pesar de que la reserva cuenta con donadores nacionales e internacionales.

Hay muchos sudaneses que tienen hambre, así que toda la ayuda va para ellos. Son la prioridad y es normal”, comentó Othmane Salih, fundador de Al Baguir.

Cada día es necesario comprar más de 100 kilogramos de carne para los felinos. En general, los recursos provienen de los bolsillos de los voluntarios, pues el gobierno y las empresas que han contactado no han aceptado ayudarlos.

En total, son unos 20 voluntarios los que se movilizan para conseguir entre 5 y 10 kilos de carne para cada animal. Aparte de los leones, también tienen una manada de hienas.

Apasionados por los animales

Aunque todos los voluntarios tienen otros trabajos y batallan para mantener a los ejemplares de la reserva, sienten satisfacción al ayudarlos.

“Vengo todos los días porque me hace feliz“, destacó Moataz Kamal, un ingeniero en telecomunicaciones amante de los perros.

Uno de los voluntarios descubrió su pasión por la veterinaria al colaborar en la reserva, así que recientemente viajó a Uganda para estudiar dicha carrera. Su nombre “Al Tayyeb” lo heredó a uno de los leones.

“Scarface” y “Mansour” son otros de los grandes felinos del lugar.

Sólo quedan unos 20 mil leones en estado silvestre en el Parque Nacional Dinder, localizado cerca de la frontera con Etiopía.

A nivel mundial existen entre 23 mil y 39 mil ejemplares maduros de esta especie (Panthera leo) en libertad. Se encuentra en la categoría de “Vulnerable” en la Lista Roja de Especies Amenazadas de la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza (UICN).