Se trata de una adaptación ejecutada de forma magistral y fiel a lo visto en el videojuego de 2013, tal como lo pudimos constatar a lo largo de nueve episodios que presentó HBO Max de forma adelantada a la prensa.
Con solo dos capítulos al aire, la obra ya tiene el sello “Must Watch” en Metacritic, un indicador que asegura su calidad a partir de reseñas de medios y lo más importante: la opinión de la gente. De acuerdo con las calificaciones vertidas en el sitio, la serie está por arriba de los 83 puntos.
La historia presentada en la consola ya era lo suficientemente poderosa y atrapante, por lo que llevarla a otro formato parecía una misión arriesgada, como evidencia en otras franquicias está el desgaste y explotación de Capcom sobre Resident Evil tanto en la pantalla chica como en la grande, y hace poco, Halo no terminó por encantar a una fanaticada que esperaba una historia más profunda de Master Chief, con mayor antagonismo del Covenant y los Flood, la plaga que zombifica a los personajes.
Del videojuego se adaptó casi todo, incluso algunas tomas cinematográficas y enfrentamientos con enemigos fueron trasladados con el mejor sentido para la pantalla, la historia, el final, incluso algunos diálogos se sienten tan familiares que brinda un golpe de nostalgia a la comunidad gamer.
The Last of Us marca un precedente en cómo se debe de contar una trama que fascinó a los jugadores al mismo tiempo que pretende conquistar a quienes nunca se han acercado a los videojuegos. El show retrata un mundo decadente donde la humanidad pierde la batalla ante un holocausto fúngico provocado por la mutación del cordyceps, un hongo capaz de gobernar el cuerpo del infectado haciéndolo agresivo con el fin de propagar su especie.
Los espectadores se toparán con la humanidad al borde de la extinción en el año 2023. Resulta interesante la propuesta que a partir del calentamiento global comienza el caos, en específico en Asia. Un recurso que da pavor y genera tensión a menos de 3 años del trauma que ha dejado el coronavirus, y que a la fecha no se sabe cuándo acabará. En la serie, la naturaleza ganó y reclama lo que es suyo, el tiempo de los humanos se terminó y sólo les resta acudir a la ley del más fuerte.
La serie no reinventa ni añade nada nuevo a la recurrente temática apocalíptica de zombis, de hecho, a veces peca de ser un tanto predecible, no obstante, las actuaciones de Joel y Ellie, los personajes principales encarnados en Pedro Pascal y Bella Ramsey, respectivamente, son una cátedra a la interpretación por la visceralidad que demanda un mundo donde el canibalismo, la desconfianza, el hambre y la supervivencia se asoman a cada minuto.
Detrás del éxito y el ‘hype’ televisivo se encuentran Neil Druckmann, directivo en Naughty Dog y Craig Mazin, guionista principal en la serie Chernobyl, también para HBO. La escritura de ambos ha respetado la mayoría de elementos narrativos y amarra cabos a la deriva que naufragaron por años entre los jugadores como el origen de la infección, teje algunas teorías nada lejanas de la realidad sobre la transformación del cordyceps y el trasfondo de algunos personajes secundarios.
Después de azotar y llevar a la desesperación al espectador en los primeros dos capítulos, la brocha cambia de tono y brinda unos momentos alentadores llenos de ternura en la tercera entrega, pero no de forma común; aquí, HBO va a lugares incómodos para algunas audiencias y estoy seguro que generará comezón entre televidentes conservadores; bajo la óptica de The Last of Us no hay nada revelador, son espacios conocidos por los gamers. Una pista: es la historia de Bill, el sobreviviente huraño, clave en el recorrido de Joel y Ellie.
Derramadas unas cuantas risas y lágrimas en el tercer capítulo, la serie retoma su rumbo y el trayecto de los personajes principales hacia su destino final, por momentos el argumento se estanca en los episodios 4 y 5, nada que no afecte posteriormente el trabajo construido al principio. Lo que sí es necesario remarcar es la evolución y las capas que se van pelando en la psique de Joel y Ellie, él, más vulnerable y afectuoso, ella, menos ingenua y más cruda.
La fotografía refuerza la batalla entre humanos y natura, por un lado la humanidad y sus edificaciones van en tonos ocres y oscuros mientras que los exteriores retumba el verde y azul del medio ambiente. El lienzo sonoro del ambiente lóbrego se logra a través de los acordes melancólicos que ofrece Gustavo Santaolalla con su guitarra, el argentino crea una atmósfera de desesperanza, un cantar que supo llevar como en los funestos caminos que atravesaron los personajes de Amores Perros en la obra de Iñárritu.
En conclusión, The Last of Us es una puesta en escena dedicada para la comunidad gamer más hardcore y un show que podrían disfrutar los aficionados a las historias de zombis. Tiene mucho futuro para una segunda temporada que evidentemente tendrá correspondencia con The Last of Us Part II cuya historia se desarrolla cinco años después de 2023; no sabemos si los productores esperarán este tiempo para hacer más fiel el cuento, por lo pronto, no te la puedes perder.
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