Los 43 normalistas de Ayotzinapa fueron detenidos junto con una treintena de personas más en una operación conjunta de militares, policías y sicarios. Un grupo fue interrogado en el 27 Batallón de Infantería en Iguala y luego entregado a los narcos para su desaparición. Algunos de los interrogados fueron entregados muertos. 

Portada REFORMA 28 de enero de 2015

La nueva noche de Iguala

La declaración de “Juan” ante la Fiscalía General de la República (FGR), a la cual tuvo acceso REFORMA, arroja nuevos elementos sobre la desaparición de los 43 normalistas de Ayotzinapa.

 Los estudiantes fueron detenidos el 26 de septiembre de 2014 junto con una treintena de personas más en una operación en la que participaron militares, policías y sicarios de la agrupación Guerreros Unidos.

 Un grupo de estudiantes fue interrogado en el 27 Batallón de Infantería en Iguala y luego entregado a los narcos para su desaparición. Algunos fueron entregados muertos. 

BATALLÓN DE INFANTERÍA

Según esta versión, la madrugada del 27 de septiembre de 2014 los estudiantes y presuntos narcos fueron destazados en una casa de seguridad de Guerreros Unidos ubicada en la Colonia Tacuba-11 de Marzo, en Iguala. 

LUGAR DEL HOMICIDIO

Este inmueble fue cateado por orden de un juez federal, el 10 de junio de 2020 y en el acta de cateo se asentó que en el suelo había marcas de desprendimiento del material de concreto “ocasionadas por un objeto de consistencia dura y sólida”, presuntamente los machetes con los que habrían sido destazados los cuerpos. 

 Algunos de los cuerpos destazados fueron cremados en Servicios Funerarios “El Ángel”, ubicados a las afueras de Iguala; y algunos más disueltos en ácido. 

 En la funeraria tardaron dos días en cremar todos los restos humanos. A un empleado del crematorio los narcos le regalaron una camioneta por servicios prestados. 

CREMATORIO DEL ÁNGEL

Otros restos que no se alcanzaron a cremar fueron esparcidos en Taxco, cerca de unas minas abandonadas, e Iguala, poco antes de llegar al pueblo de Coacoyula, en el basurero de Cocula y por el drenaje.  

 Según la versión, policías estatales confabulados con los narcos, sembraron evidencias en el basurero de Cocula para ayudar a autoridades a dar resultados “rápidos” de las investigaciones. 

“Deseo señalar que no solamente se ejecutó a 43 estudiantes y las personas que murieron en Santa Teresa, sino que hubo más personas muertas en el evento del 26 y 27 de septiembre de 2014, las cuales pertenecían al grupo de Onésimo Marquina Chapa y de Isaac Navarrete Celis y que se metieron a Iguala, siendo un total como de 70 u 80 personas el total de muertos de esos hechos”, declaró “Juan” el 10 de febrero de 2020. 

Según esta nueva versión, Guerreros Unidos, auxiliado por militares y policías, buscaba a sicarios del grupo de Onésimo Marquina Chapa “El Necho”, un ex socio que les declaró la guerra por una deuda de 9 millones de pesos de un cargamento de opio incautado por el Ejército.

 Fueron tres grupos de personas detenidas: uno fue tomado directamente por miembros de Guerreros Unidos, otro se la llevó la policía estatal y otro el Ejército a las instalaciones del 27 Batallón de Infantería. El propósito era interrogarlos para saber quiénes eran los sujetos que venían en el grupo contrario. 

 Los detenidos en el cuartel militar fueron entregados a una célula de Guerreros, conocida como “Los Tilos” quienes procedieron a su desaparición. 

 
BATALLÓN DE INFANTERÍA

Las cenizas fueron entregadas por los narcos a un agente de la policía ministerial de Guerrero de nombre Wenceslao y apellido Zempoatleca o Tlaxcalteca el 3 o 4 de octubre de 2014 con el fin de que las autoridades locales tuvieran una solución a sus investigaciones.

 El mismo día en que entregaron las cenizas, las autoridades estatales fueron a dispersar los restos e inclusive ‘sembrar’ casquillos y cartuchos percutidos, debajo de unas piedras, en el basurero de Cocula. Esta operación tenía el propósito de responsabilizar a la gente de nivel más bajo en la organización delictiva. 

 La declaración de “Juan”, rendida ante la Unidad Especializada para el Caso Ayotzinapa en febrero de 2020, permitió la detención del capitán José Martínez Crespo -señalado como operador de las detenciones de los normalistas- y la solicitud de 17 órdenes de aprehensión más contra militares. 

 Además, permitió ubicar en una cañada de Iguala los restos de Christian Alfonso Rodríguez Telumbre, otro de los normalistas desaparecidos el 26 de septiembre de 2014.

 

El origen: un cargamento de opio

El grupo criminal Guerreros Unidos nació como un desprendimiento del llamado Cártel de los Beltrán Leyva en Guerrero y su primera escisión y guerra interna fue ocasionada por un cargamento de opio de 9 millones de pesos asegurado por el Ejército.

 Basada en Iguala, Guerreros Unidos empezó a usar esa denominación en octubre de 2010, cuando los hermanos Osiel, Víctor Hugo y Orbelín Benítez Palacios, conocidos como “Los Tilos”, ejecutaron a José Ángel Nava Marino “El R2”, sobrino de Jesús Nava Romero “El Rojo”, el líder de “Los Rojos” que fue abatido con el capo Arturo Beltrán Leyva “El Barbas”, en diciembre de 2009 en Cuernavaca.

 En 2014, después de operar como un grupo autónomo, Guerreros Unidos sufrió una fractura que derivó en una guerra regional que probablemente tuvo entre sus víctimas indirectas a los 43 normalistas de Ayotzinapa, según la declaración del testigo protegido “Juan”.

 En su relato ante los fiscales del Caso Iguala, “Juan” narra que los Casarrubias y el grupo de amapoleros que encabeza Onésimo Marquina Chapa “El Necho” e Isaac Nacarrete Celis, rompieron lanzas por la pérdida de un cargamento de goma de opio.

 El conflicto surgió por un operativo del Ejército en la Colonia San Miguelito de Iguala, en abril de 2014, en el que fue desmantelado un narcolaboratorio en el que procesaban un cargamento de goma que había sido entregado el mismo día por la gente de Marquina a los Casarrubias.

 “El grupo de Onésimo no aceptaba la pérdida, ellos decían que habían cumplido con la entrega de la goma de opio en Iguala y se les tenía que pagar, sé que ese mismo día Onésimo hizo la entrega de la goma y pedía le fuera pagado todo lo que se le debía, aproximadamente 9 millones que él había entregado de goma y sólo se le reconocían 4 millones de deuda, pero no se los pagaban”.

 

Conexión Chicago

El testimonio del testigo protegido “Juan” confirma lo contenido en los mensajes de Blackberry que intercambiaron jefes de Guerreros Unidos que operan en Chicago con sus socios locales. 

Dichos mensajes fueron interceptados por la DEA como parte de sus indagatorias sobre tráfico de heroína de México a Estados Unidos. En ese intercambio, los jefes de Chicago daban instrucciones de qué hacer con los detenidos y muertos el 26 de septiembre de 2014.

REFORMA publicó dichos mensajes (12-04-2018) donde los ejecutores hablaban de la desaparición de más de 60 personas, incluidos los 43 normalistas.