La historia de los canelones no es precisa. Algunos refieren que se trata de un platillo originario de la región de Emilia-Romaña, al norte de Italia, por ahí del siglo 17, cuando comenzaron a preparar tubos de pasta fresca rellenos de carne y queso.

La receta de este platillo se ha transformado conforme al paso del tiempo, ya que los rellenos a base de ricotta y espinacas comenzaron a popularizarse a partir del siglo 19.

Otras versiones indican que los canelones tendrían su origen en el siglo 20, con antecesores registrados en recetarios como el de “Gastronomía Moderna” (1855), de Giuseppe Sorbiatti.

Esta preparación se extendió hacia Argentina y Uruguay, donde son considerados como un platillo tradicional que suele servirse en Nochebuena. Ahí se ha popularizado con ingredientes como una mezcla de carne con verduras y queso, cubiertos con salsa bechamel y más queso gratinado.

Se trata de una pasta adaptable, pues también funciona como una alternativa para emplear las sobras de otras preparaciones.

Su nombre proviene del italiano “cannellone”, que significa “tubo grande”, el cual le fue proporcionado por su característica forma que tiene un largo de entre 7 y 10 centímetros.

Debido a su popularidad, actualmente puede encontrarse en láminas de pasta seca que tras su cocción puede rellenarse y luego cubrirse de alguna salsa cremosa.