El pastel de carne tiene sus raíces en la antigüedad. Las primeras versiones de platos similares se pueden rastrear hasta la época romana. En el antiguo texto culinario romano “Apicius,” hay una receta que describe la mezcla de carne picada con pan remojado en vino, especias y piñones, luego cocida en una envoltura, muy similar al pastel de carne moderno.

A lo largo de la Edad Media, las técnicas de cocina y los ingredientes disponibles influenciaron las recetas de pasteles de carne en Europa. En Alemania, por ejemplo, surgió el “Hackbraten,” una preparación de carne picada mezclada con cebolla, huevo y pan rallado, que se hornea y se sirve en rodajas. En los países nórdicos, se desarrollaron versiones similares que incorporaban pescados y mariscos debido a la abundancia de estos ingredientes en la región.

El pastel de carne moderno, tal como lo conocemos hoy, comenzó a tomar forma en el Siglo 19. La inmigración europea a América del Norte trajo consigo diversas recetas y técnicas culinarias, y el pastel de carne se adaptó a los ingredientes y gustos locales. Durante la Gran Depresión en Estados Unidos en la década de 1930, el pastel de carne se convirtió en un plato popular debido a su capacidad para estirar la carne, un ingrediente costoso, al combinarla con rellenos baratos como pan rallado, avena y vegetales.