El ramen, un plato que hoy es sinónimo de la gastronomía japonesa, tiene sus inicios en China. A principios del Siglo 20, inmigrantes chinos llevaron a Japón un plato de fideos en caldo conocido como la mian. En Japón, este plato se adaptó rápidamente y fue bautizado como chūka soba o “soba china”. Los puestos callejeros, llamados yatai, popularizaron el ramen como una comida rápida y accesible para trabajadores y estudiantes.

Con el tiempo, el ramen evolucionó para reflejar las particularidades regionales de Japón. Se desarrollaron variantes como el tonkotsu ramen, con su rico caldo de hueso de cerdo en Kyushu, y el miso ramen, originario de Hokkaido, cada uno con su propio estilo de caldo, fideos e ingredientes. Esta personalización del ramen lo convirtió en un plato diverso y profundamente arraigado en la cultura culinaria japonesa.

Tras la Segunda Guerra Mundial, la popularidad del ramen se disparó gracias a la disponibilidad de trigo y la creación del ramen instantáneo en 1958 por Momofuku Ando. Esta versión instantánea permitió que el ramen llegara a millones de hogares no solo en Japón, sino también en todo el mundo, marcando el comienzo de su expansión global.

Hoy en día, el ramen no solo es un plato tradicional, sino también un fenómeno global que se celebra en restaurantes especializados y festivales internacionales. Desde sus humildes orígenes en las calles de Japón, el ramen ha conquistado paladares en todo el mundo, convirtiéndose en un símbolo de la cocina japonesa moderna.