El más joven de la cuadrilla, Eugenio Garza, fue uno de los más agradecidos, pues contó con el soporte de sus papás, ambos ex caballistas y quienes le inculcaron el amor a esta disciplina.
“Tenerlos a mi lado fue una gran ayuda, son parte de mi equipo, mucho de lo que he logrado se lo debo a su poyo incondicional, tenemos una relación muy cercana, soy afortunado por vivir esto con ellos”, compartió el regiomontano de 25 años de edad.
“No hay padres tan involucrados como los míos; mi papá camina los recorridos conmigo y está en el paddock cuando caliento, mi mamá está atenta al tema veterinario, por eso su opinión me importa muchísimo cuando tomo decisiones”.