HITO EN CONCACAF

En un hecho sin precedentes en la Concacaf, la Selección Femenil de Estados Unidos ganó el partido más importante de su historia, el de la igualdad salarial.

Por primera vez en la historia de la Confederación, un equipo de mujeres tendrá las mismas percepciones económicas que su contraparte masculina.

US Soccer, la Federación de Futbol estadounidense, acordó pagarles 24 millones de dólares, de los cuales 22 se repartirán entre las jugadoras y los dos restantes se destinarán a su pensión, una vez retiradas.

Estados Unidos es el representativo más dominante del futbol femenil, cuatro veces campeón del mundo.

Encabezadas por Megan Rapinoe y Alex Morgan, las futbolistas libraron una larga batalla legal por la igualdad salarial, toda vez que no había justificación para la brecha cuando ellas son infinitamente más exitosas que el equipo varonil.

 

LA LARGA BATALLA POR LA IGUALDAD

Megan Rapinoe, Alex Morgan, Carli Lloyd, Becky Sauerbrunn y Hope Solo encabezaron este movimiento, en 2016.

Las seleccionadas se quejaron de discriminación salarial ante la Comisión de Oportunidades e Igualdad en el Empleo.

Los hechos les daban la razón. Cada futbolista del cuadro varonil percibía 5 mil 500 dólares por partido disputado, sin importar si el rival era Martinica o San Marino, honor al que ellas accedían únicamente si su contrincante se ubicaba en el Top Ten mundial.

En lo deportivo, la brecha también era gigante, pero a la inversa.

La Selección varonil de Estados Unidos vio el Mundial de Rusia por televisión, mientras que en 2019 el cuadro femenil conquistó el torneo, celebrado en Francia.

En la víspera de la Final de la Copa Oro, en Chicago, CANCHA documentó el interés que despertaba el cuadro femenil, el que llenaba de orgullo a cada estadounidense.

LA AMENAZA DE PARO PREVIO A JO

Meses después de que estalló la bomba en la lucha por la igualdad salarial, las futbolistas de Estados Unidos amagaron con irse a huelga previo a los Juegos Olímpicos de Río de Janeiro.

En junio de 2016, una jueza federal determinó que las jugadoras no tenían dicho derecho debido a una cláusula en su contrato. 

US Soccer respiró, aliviado, debido a que el futbol femenil era una de sus cartas fuertes de medalla, luego de conseguir tres oros de manera consecutiva.

El equipo ni siquiera subió al podio en Río 2016, ya que cayó en Cuartos de Final contra Suecia.

Un año después, la Selección de Estados Unidos obtuvo una pequeña victoria al renegociar parte del contrato colectivo con US Soccer, en el que ganaron en términos de mejores compensaciones económicas y de tener oportunidades comerciales a través de su sindicato.

LA DEMANDA PREVIA AL MUNDIAL

En marzo de 2019, unos meses antes de la Copa del Mundo, la Selección Femenil de Estados Unidos demandó por discriminación institucionalizada de género a US Soccer, la Federación de futbol en dicho país.

La noticia le dio vuelta al mundo. Las 28 seleccionadas, encabezadas por su figura Megan Rapinoe, montaron dicha ofensiva en la lucha por igualar las condiciones laborales y salariales.

Las futbolistas argumentaron que también había una discriminación en cuestiones de entrenamiento, logística y hasta por las sedes de sus partidos ya que habían jugado más en canchas sintéticas que su contraparte.

La falta de una solución por parte de la Comisión de Igualdad de Oportunidades de Empleo llevaron a Rapinoe y compañía a interponer dicho recurso en una Corte de Distrito, en Los Ángeles.

Las futbolistas exigieron salarios retroactivos y compensación por daños, en representación de todas las futbolistas que hubieran jugado para el equipo nacional a partir del 4 de febrero de 2015.

Estados Unidos refrendó en Francia 2019 el título como campeón del mundo.

 

EL REVÉS

El 2 de mayo de 2020, un juez federal desechó la demanda colectiva de las futbolistas de Estados Unidos en contra de su Federación, en la que exigían igualdad salarial.

La autoridad dejó abierta una pequeña ventana de discusión en términos de viajes y estancias del equipo, pero no en el otro tema ya que a su juicio las jugadoras habían aceptado un contrato distinto que favorecía los salarios sobre las bonificaciones por partido.

“Estamos sorprendidas y decepcionadas por la decisión de hoy, pero no renunciaremos a nuestro duro trabajo por la igualdad de salario. Confiamos en nuestro caso y estamos firmes en nuestro compromiso de asegurar que las niñas y mujeres no serán menos valoradas por su género”, dijo Molly Levinson, vocera de las jugadoras.

Un mes después, tampoco procedió la apelación de las futbolistas ante el fallo desfavorable.

 

LA BATALLA EN TOKIO… Y EN TRIBUNALES

Mientras las estadounidenses buscaban en Tokio su quinto oro olímpico en futbol femenil, en su país se retomaba el tema de la apelación en busca de una igualdad salarial.

Los abogados solicitaron que se revocara la decisión de la Corte de Distrito y que se reabriera el juicio.

Las futbolistas pedían más de 66 millones de dólares por concepto de daños bajo la Ley de Igualdad de Pago y el título VII de la Ley de Derechos Civiles. 

Solo que las jugadoras no estaban solas. El equipo varonil se pronunció a su favor y pidió que se retomara el caso.

“La Federación de Futbol de Estados Unidos promociona a las Selecciones Nacionales de hombres y mujeres bajo el lema ‘una nación, un equipo’, pero por más de 30 años la Federación ha tratado a las jugadoras de la Selección nacional de mujeres como ciudadanos de segunda clase, discriminando contra las mujeres en sus salarios y condiciones laborales y pagándoles menos que a los jugadores de la Selección nacional de hombres, pese a que US Soccer ha gozado de un periodo de crecimiento financiero extraordinario”, se informa en el documento.

 

EL MAYOR TRIUNFO

Megan Rapinoe y Alex Morgan, dos de las artífices de esta lucha, lucían orgullosas tras consumar un hito en la historia del deporte en Concacaf. US Soccer aceptó este martes 22 de febrero renegociar el contrato colectivo de trabajo y pagarles lo mismo que al equipo varonil.

A final de cuentas, la única exigencia era que las remuneraran por un trabajo idéntico al de los varones; en lo deportivo, ellas son más exitosas.

No solo es un aliciente para las jugadoras actuales, sino el legado para las que en un futuro defenderán el escudo de la Selección de Estados Unidos.

Para nuestra generación, saber que dejaremos el deporte exponencialmente mejor que como lo encontramos, lo es todo.