
Simone Biles es el estandarte de la revolución de la gimnasia y está lista para los Juegos Olímpicos de París 2024.
La estadounidense priorizó el deporte en su vida para convertirse en una de las mejores gimnastas de la historia con 37 medallas en su palmarés.
El primer acercamiento de Biles con la disciplina fue en 2003, el cual puede describirse como inesperado porque se trató de un viaje escolar a un centro de gimnasia artística de último momento.
Con solo 6 años, Simone dio una pequeña muestra de su talento al ejecutar piruetas y saltos improvisados que a la vista de todos eran casi perfectas.
Aimee Boorman fue la encargada de guiarla desde 2005 a la fecha asumiendo el rol de entrenadora de la naciente estrella.
La potencia que guarda en esos 142 centímetros de altura la consiguió con un plan de trabajo de más de 30 horas a la semana, sacrificando las clases convencionales y presenciales por la educación en casa, alejándose de las fiestas con amigos y de los bailes de graduación.
En cada performance que realiza se nota su seguridad porque controla la flexibilidad y la fuerza, sabe en dónde está el centro gravedad en el aterrizaje, y crea sus propios saltos.
Si bien es cierto que su mayor momento de éxito fue en Río 2016 con 5 medallas, en Tokio 2021 la prioridad a su salud mental tuvo un peso mayor que las 2 preseas que se llevó a casa.