Oliver Schlenczek/Max Planck Institute for Chemistry

Aunque menos del uno por ciento de los rayos es considerado como un súper rayo, estos despiertan fascinación porque al impactar contra edificaciones y/o vehículos pueden causar grandes daños.

Un rayo convencional contiene aproximadamente mil millones de julios de energía, suficientes para mantener encendido un foco por 116 días.

Un súper rayo posee una cantidad mil veces superior, así que es el tipo de rayo más poderoso en la Tierra. Su fuerza es tanta que es imposible reproducirlo en laboratorio.

Su formación a nivel mundial era un misterio para los científicos, por lo que investigadores de la Universidad Hebrea de Jerusalén y de la Universidad de Washington se dispusieron a tratar de explicarlos en un estudio publicado en “Journal of Geophysical Research”.

¿Qué es un rayo?

Cenapred/Escalada con IA en Upscale Media

Un rayo es una descarga violenta de electricidad resultado de la interacción entre cargas positivas y negativas acumuladas dentro de una nube de tormenta.

Emite un resplandor breve de luz conocido como relámpago y un sonido llamado trueno.

¿Cómo se forma?

Un rayo surge gracias a una nube de tormenta, cuya altura puede alcanzar los 15 kilómetros. Adentro, la diferencia de temperaturas genera corrientes de aire que arrastran partículas de granizo y cristales de hielo.

Al chocar entre sí, se cargan eléctricamente. Las partículas con cargas positivas son transportadas hacia arriba por el viento, mientras que aquellas con cargas negativas hacia abajo.

Por la influencia de dichas cargas, la superficie debajo de la nube adquiere carga positiva, generando un campo eléctrico que sigue a la nube. Sólo cuando la acumulación de cargas es muy grande, dicho campo permite formar un rayo.

El aire no es un buen conductor de la electricidad, así que debe generarse un canal de aire ionizado entre la nube y la superficie. Actúa como puente de poca resistencia para la propagación de energía. Las cargas se atraen, cierran el camino y se produce un intercambio de cargas, es decir, un rayo.

¿Qué es la zona de carga?

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La temperatura de una nube de tormenta debe estar por encima de 0 grados centígrados para que se forme un rayo. Si esta condición se cumple, en la parte superior de la nube se produce la electrificación, dando pie a una zona de carga. Ahí se genera el rayo.

¿Y los súper rayos?

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Si algo sabían los científicos es que los súper rayos tienden a formarse en tres zonas del planeta: en el noreste del océano Atlántico, en el mar Mediterráneo y en el Altiplano sudamericano.

Con el objetivo de determinar por qué esos lugares eran más proclives a registrar tales fenómenos, examinaron propiedades claves de los ambientes donde han ocurrido, entre ellas la altura de la zona de carga.

Concluyeron que una distancia más pequeña entre la zona de carga y la superficie terrestre o acuática conduce a rayos significativamente más energizados.

Las tormentas cercanas a la superficie permiten la formación de rayos con alta energía porque, generalmente, una distancia más corta significa menos resistencia eléctrica entre la nube y la superficie. Por lo tanto, es mayor el intercambio de cargas y eso da lugar a rayos más fuertes.

Las tres regiones mencionadas tienen algo en común: brechas cortas entre las zonas de carga y las superficies.

Aún no es una explicación definitiva porque los cambios en el clima podrían afectar la aparición de súper rayos en el futuro. Temperaturas más cálidas tal vez hagan más débiles a los rayos, pero una mayor humedad en la atmósfera podría contrarrestarlo.