El poder de la voz
Dominar el arte de hablar frente a otros acarrea beneficios tanto en el ámbito académico como profesional.
Ya sea desde explicar un tema con detalles para aprobar una asignatura, exponer los avances de una investigación, abordar cualidades en una entrevista de trabajo, solicitar un ascenso o convencer a inversionistas potenciales.
¿Pero cómo se vencen los nervios? Checa los siguientes consejos que la Universidad de Harvard, en Estados Unidos, ofrece.
Normaliza los nervios, prepárate y conoce a tu audiencia
A decir de la institución educativa, es frecuente que las personas experimenten reacciones físicas, como sentir el corazón palpitar y manos temblorosas, al hablar frente otros.
Sin embargo, esto no significa que tu desempeño vaya a ser pobre o vayas a caer en el ridículo. Hasta cierto punto, la adrenalina que se genera al tener nervios puede ayudarte a mantenerte alerta y dar un mejor discurso.
Por eso, para lidiar con la ansiedad y sacarle el máximo provecho a tu sentir, es recomendable que te prepares previamente.
No una, ni dos veces. Varias. Revisa tus notas, familiarízate con tu material de apoyo y sigue practicando.
En ocasiones, filmarse en video o pedir a otros que brinden una crítica constructiva puede ayudar a detectar muletillas, ademanes exagerados o elementos del discurso que no sean lo suficientemente claros.
Del mismo modo, debes tener siempre en mente que tu objetivo es la audiencia, por eso el discurso debe ser para ellos y no para ti.
Identifica quiénes te escucharán y con base en eso selecciona el registro, el nivel de información, la estructura y frases que atrapen su atención.
Jerarquiza la información y adáptate
Si tienes problemas al estructurar tu discurso, es muy probable que esto se evidencie al hablar.
Para evitar esto, es crucial tener una jerarquización apropiada que parte del tema central e incluya un objetivo general y uno específico, una idea central y los puntos principales que la sustentan.
Ofrece información novedosa o haz un arranque que te permita atrapar la atención de tu público en los primeros 30 segundos.
Después de eso, deberás estar al pendiente de sus reacciones y ajustar el mensaje de modo que no pierdas su interés.
Sé flexible. Adáptate a lo que sucede en tiempo real y evita recitar de memoria el discurso. De lo contrario, es altamente probable que pierdas la atención de tu audiencia.
Evita leer y aprovecha tus recursos
Leer un escrito o diapositivas puede traer más desventajas que pros. Por un lado, te obliga a perder el contacto visual con la audiencia y por tanto limita el elemento interpersonal, mientras que, por el otro, hace que dejes de ser el foco de interés.
En caso de olvidar algún dato o necesitar un poco de orientación, es válido darle un pequeño vistazo a tus notas o el material que has preparado.
Ahora bien, la comunicación no verbal también puede ser una herramienta a tu favor si sabes emplearla. Aprovecha tus manos, brazos, piernas e inclusive gestos faciales para entregar un mensaje convincente.
Si te sientes nervioso, es prioritario identificar los ademanes que realizas inconscientemente e irlos desechando poco a poco a fin de evitar distraer a la audiencia.
Hazlo personal y no restrinjas tu creatividad
Ser auténtico con uno mismo no sólo te alejará del montón, sino también le dará un valor agregado a tu discurso.
Esto a su vez le dará mayor nivel de credibilidad a tu habla y motivará a tu audiencia a confiar en lo que dices.
Algunos recursos que puedes emplear para conseguir lo anterior son insertar anécdotas curiosas o chistosas y apostar por un poco de humor.
A las personas les gustan las historias porque le da un toque más personal al discurso. El storytelling es tu mejor aliado en este aspecto.
Apuesta por un final explosivo
Así como el inicio debe ser lo suficientemente atractivo para atrapar la atención de tu audiencia, el final tiene que ser dinámico para evitar que la gente olvide tu mensaje.
Recuerda que una buena conclusión debe incluir un pequeño resumen de lo expuesto y una declaración impactante o relevante que merezca ser recordada.
Si requieres apoyo en la parte intermedia, dale la oportunidad a los recursos audiovisuales. Sólo ten cuidado, muchos pueden romper tu conexión con el público.
La intención de estos debe ser siempre la misma: ampliar o aclarar el contenido que estás brindando.
Fuentes
+ Professional Development. Harvard Division of Continuing Education.
Créditos: Abel Vázquez
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