CARNE ASADA

No importan las condiciones climáticas, en Monterrey es una tradición prender el carbón y armar una “carnita asada” con la familia o amigos.

En cumpleaños, reuniones, ver algún partido o simplemente por antojo, este platillo es un recurso muy utilizado en la región.

Nuevo León es un referente del País por la alta calidad de la carne de res que produce, pero también porque es uno de los principales consumidores del planeta.

En el Estado se consumen 35 kilogramos por año, 20 kilos por encima del promedio nacional, de acuerdo con cifras de la industria cárnica del noreste.

En la población de la clase media y media alta el consumo llega a ser de hasta 80 kilogramos por año, similar a la ingesta per cápita en Argentina, Uruguay y Estados Unidos.

No importa si el corte es flecha, rib eye o T-Bone, pues para los regios “el chiste es echar humo”.

MACHACADO

Una delicia típica para almorzar en Monterrey es el machacado con huevo.

La carne seca ya existía desde hace cientos de años, pero fue Fidencia Quiroga Chavarría, la “Tía Lencha”, quien en 1928 lo comenzó a preparar con huevo para venderlo así a trabajadores en Ciénega de Flores que construían la carretera a Laredo.

Hay muchas fondas y restaurantes que lo ofrecen en sus tres clásicas presentaciones: a la mexicana, con pico de gallo; norteño, preparado en salsa; o natural, sólo con carne seca.

CABRITO

En el siglo XVII llegaron al Estado grandes rebaños de cabras y los habitantes del entonces Nuevo Reino de León los hicieron parte del ganado.

Pero fue hasta 1930, a raíz de la apertura de la Carretera Nacional y del turismo propiciado por la aviación, cuando Monterrey fue reconocida por el platillo del cabrito.

La costumbre de comerlo se le atribuye a los sefarditas que se cree que habitaron en la región y tenían un ritual judaico de comer un animal que no ha probado la hierba ni la sal.

Este manjar se prepara a las brasas, al ataúd o guisado en salsa, además de que se puede hacer una fritada cocinándolo en su sangre.

EMPALMES

Entre las características de la cocina norestense se encuentran la austeridad y la sencillez, y para muestra de ello están los empalmes.

Consiste en dos tortillas embarradas con manteca de puerco que son rellenadas con varios guisos como chicharrón, frijoles con queso, deshebrada, chorizo, entre otros. Luego se calientan sobre una parrilla o comal hasta tostarlos.

También se le conoce como “lonche” y se dice que se creó porque los trabajadores del campo salían de casa tan temprano que era imposible conseguir pan a esa hora y optaron por preparar su comida de eso modo para llevársela.

DULCES

Las glorias, bolitas de leche, gusanitos o conos rellenos, como los de Bustamante, son producto de la creatividad de cocer la leche en un cazo de cobre con canela, azúcar y un poco de bicarbonato durante muchas horas, meneando con pala de madera.

Las marquetas de leche quemada de Terán, el jamoncillo de Los Aldamas, la cajeta y dulces de leche de Linares, así como los borreguitos de Zuazua y los gusanitos y encanelados de Santiago, son otros ejemplos de esta amplia variedad de dulces norestenses.

Natalia Medina Núñez fue quien creó las glorias en Linares, en la década de los 30.

El mito alrededor del nombre cuenta cómo quienes probaban el dulce decían “sabe a gloria”, mientras que Medina Núñez dice haberlo nombrado por su nieta.

TURCOS Y HOJARASCAS

Los turcos y hojarascas son parte de esta dulce costumbre nuevoleonesa que inició en las cocinas familiares.

Los turcos varían en tamaño y forma según los municipios, pero las hojarascas suelen tener forma de flor que en el centro llevan canela y azúcar espolvoreadas.

Antiguamente, la repostería se preparaba en hornos de adobe o barro, pero hoy esto ha cambiado; sin embargo, hay quienes utilizan todavía la leña, que le da ese delicioso sabor muy característico del norte.

ASADO DE PUERCO
Y FRIJOLES CON VENENO

El asado de puerco es otra delicia que no se puede olvidar en la cocina regia.

Los ingredientes que se consiguen en el Estado le dan un toque único y, por si fuera poco, a Evangelina, propietaria del restaurante La Fe en la década de los sesenta, se le ocurrió añadir cucharadas de los asientos del guisado sobre unos frijoles refritos y cuando los servía en la mesa decía “estos son veneno”.