
Se dice que la mordida de un tiburón blanco adulto, con su ejército de dientes afilados como cuchillos, tiene una fuerza de unas 1.8 toneladas.
Pero al referirse al escualo que protagonizó hace 50 años Tiburón, la legendaria película de aventura y terror de Steven Spielberg, ¿qué escala tiene su dentellada?
“El legado de Tiburón es que hayamos podido tener la carrera de Spielberg, uno de los más importantes directores de la historia moderna del cine”, dice, tajante, el crítico español Juan Andrés Pedrero Santos.
“Si Tiburón no hubiera funcionado, quizás no hubiera hecho Los Cazadores del Arca Perdida y otra cosa habría ocurrido con el cine”, reflexiona el coautor del libro “Tiburón” (Notorious Ediciones).
Basada en la novela homónima de Peter Benchley (un bestseller, pero de ninguna forma una obra maestra), la cinta narra los ataques de un gigantesco depredador a los bañistas de la ficticia isla de Amity.
Quienes le harán frente en pantalla a la pesadilla acuática son un biólogo marino (Richard Dreyfuss), el jefe de policía (Roy Schneider) y un experimentado cazatiburones (Robert Shaw).
“Lo único que Spielberg vio en el libro fue una materia prima muy buena para hacer otra cosa, lo que demuestra que Spielberg es lo que confirmó: un genio y los genios hacen esas cosas increíbles”, dice el experto.
Se sabe que el largometraje llegó un 20 de julio de 1975 a 465 cines de EU y Canadá (algo inédito en esos tiempos, inaugurando la era de los blockbusters), y tuvo las poderosas fauces bien abiertas.
Fue saludada como un clásico instantáneo y tuvo éxito en lo comercial (acumuló casi 500 millones de dólares de taquilla) y en el prestigio (fue reconocida con tres premios Óscar).
Su impacto en el imaginario colectivo fue quizás mayor: ayudada por la atmosférica música de John Williams (du dum, du du du dum), la cinta logró que toda una generación le tuviera pavor al mar.
¿Qué tal que, tras meterse uno al agua, se avista a lo lejos una aleta dorsal acechante de esos “monstruos” cortando el agua?


Casi un fracaso
En realidad, Tiburón tenía todos los ingredientes para el desastre.
Spielberg, un veinteañero que sufrió ataques de ansiedad durante el rodaje en la isla Martha’s Vineyard, pensaba que su vida en Hollywood estaba acabada.
“Estuvo a punto de ser despedido muchas veces, pero al final se confió en él y la película fue un pelotazo”.
De un plan de 55 días de filmación, las jornadas acabaron siendo 159, y el presupuesto de producción de 4 millones de dólares se disparó a 9 millones (aunque hay quienes colocan la cifra final en 12 millones).
Además, a los tres costosos tiburones mecánicos (llamados “Bruce”) no les había hecho muy bien el agua salada del mar, y el director tuvo que minimizar su presencia a cuadro más de lo presupuestado.
“Eso lo supo ver Spielberg bien y decidió que tardara mucho en verse el tiburón, prefirió que saliera poco.
“En vez de ser muy explícito y que se viera siempre, optó porque fuera sugerente y porque el espectador imaginara cosas que no veía. Fue una de sus grandes decisiones”.

MARCÓ EL CAMINO
Tiburón, concede Pedrero Santos, puede ser considerado un punto de inflexión en la historia de la industria hollywoodense.
En aquellos momentos el sistema de estudios estaba perdiendo terreno ante el auge de otro depredador, la televisión, y con esta película arremetió un nuevo cine espectáculo.
“La manera de hacer el cine americano ya estaba en horas bajas, necesitaba una revitalización. La confianza en nuevos directores, como Spielberg, con otras ideas, fue el camino”.
La mordida de este depredador fílmico de 50 años puede medirse de otra manera también, afirma el crítico: en lo emocional.
En su caso se declara una víctima más de su fuerza cinematográfica desde que, cuando era niño, su madre lo llevó al estreno en España.
“No me canso de ver Tiburón. Se me sigue haciendo un nudo en la garanta o me saltan las lágrimas. Siempre ocurre, todavía tiene esa fuerza”.

APAGAN VELAS
El 21 de junio, Cinemanía, en CDMX, hará una fiesta que incluye proyección del filme, charla con un expertos y tragos alusivos a la historia.
Del 20 al 22 de junio se celebrará en Martha’s Vineyard (donde se rodó la cinta) una convención con al presencia del coguionista del filme, Carl Gottlieb, y el actor Jeffrey Voorhees.
Disney+ estrenará en junio el documental Jaws 50th: The Definitive Inside Story, con entrevistas a los creadores y material inédito.
La editorial Planeta reeditó la novela de Peter Benchley, utilizando el póster de la película como portada.

TIBURONES, LAS VÍCTIMAS
Hace unas semanas, el nadador y ambientalista Lewis Pugh nadó 96 kilómetros alrededor de la isla Martha’s Vineyard en apoyo a una campaña para concientizar sobre la necesidad de proteger a los tiburones, algunos en peligro de extinción.
“Me dan miedo los tiburones, pero me aterroriza un mundo sin ellos. Eso es lo que tendremos si no actuamos ya”, dijo.
Spielberg ha dicho que lamenta todo lo que su Tiburón pudo contribuir a la demonización de estos animales.

¿DÓNDE ESTÁ BRUCE?

Una réplica tamaño real de “Bruce”, el tiburón mecánico de la filmación de la película, se exhibe en Los Ángeles, en el Museo de la Academia.
Los tres originales utilizados en la producción, diseñados por Joe Alves, fueron destruidos, pero con el molde original se realizó otro.
Aprovechado por años para atraer visitantes en los Universal Studios de Hollywood, fue desechado, recuperado y donado al museo en 2016, en cuya cuarta planta se expone.
El recinto inaugurará el 14 de septiembre una muestra, Jaws: The Exhibition, con más de 200 artículos, entre los que se encuentran fotografías, dibujos, vestuario original y esquemas del diseño de los tiburones mecánicos.

Secuelas
Tiburón 2 (1978)

Tiburón 3 (1983)

Tiburón 4 (1987)


'Tiburón' en números

Información: Mario Abner Colina
Fotos: Archivo, redes sociales y Joshua White Pictures.
Diseño: Sandra Acevedo.
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