
Reducir el desperdicio de alimentos en el hogar aplicando tareas diarias tiene un impacto ambiental, económico y de tiempo, asegura Selene Alencastro, directora de SIPRA, empresa dedicada a crear soluciones integrales para la problemática ambiental en México.
“Una de las principales causas que generan desperdicio de alimentos en casa es que nos dejamos llevar mucho por la fecha de caducidad. Es muy importante tener presente que los productores de alimentos utilizan este parámetro para salvaguardar la calidad del producto que estamos adquiriendo como consumidores finales”, explica Alencastro.
Atreverse a abrir el producto y dejarse llevar por las características organolépticas del alimento, como su olor, consistencia, color y sabor, es el principal consejo que la experta recomienda antes de desechar un producto que ya no cumple con la fecha indicada en su envase o paquete.
Además, cada temporalidad del año trae consigo alimentos específicos, y una de las prácticas que Alencastro señala como prioritarias al momento de la compra de ingredientes, es consumir alimentos de temporada, ya que serán más frescos y tendrán mayor calidad.
Con guía de la experta, te compartimos prácticas y estrategias que podrás aplicar en casa de forma sencilla y te ayudarán a reducir el desperdicio de alimentos.

EN EL REFRIGERADOR
- Utilizar contenedores transparentes de vidrio que te permitan observar qué alimentos tienes preparados y cuál es su estado.
- Definir dos días a la semana para revisar por completo el refrigerador, con la finalidad de reacomodar los alimentos que están por terminar su vida útil hacia la parte más accesible, para observarlos cada vez que se abre la puerta y consumirlos antes de que se conviertan en residuos.
- La experta recomienda una temperatura promedio de 4°C.
- La puerta es la zona menos fría, ideal para colocar huevos, mantequilla, salsas, mermeladas y bebidas.
- La bandeja superior es para productos listos para el consumo, como restos de comidas preparadas, embutidos y alimentos ahumados.
- En la bandeja central se colocan los lácteos y derivados, como queso y yogurt.
- La zona baja es la más fría, recomendada para almacenar alimentos como pescado y carne, en su respectivo recipiente, para evitar la contaminación cruzada.
- Los cajones son para almacenar verduras y frutas que requieran refrigeración.
- Todo se puede congelar: el pan, el queso, las tortillas, los embutidos, la carne, las frutas, las verduras e incluso los cereales. Una vez que descongeles los alimentos de forma adecuada, es decir, pasándolos del congelador al refrigerador, la experta recomienda estar atento a las características organolépticas de los alimentos.
EN LA ALACENA

- Intenta almacenar tus alimentos en envases de vidrio o plástico para observar su estado y tener conciencia de lo que necesitas surtir al momento de hacer las compras.
- Aplica el sistema de entradas y salidas, es decir, coloca en el acceso inmediato los alimentos que ya tienen tiempo en tu alacena, para consumirlos antes que los nuevos.
PLANIFICA TU COMPRA

De acuerdo con Alencastro, definir una lista de compras tras revisar la alacena y el refrigerador es importante para comprar solo lo necesario.
“Apegarse a un menú semanal es uno de mis tips favoritos. Definir qué comidas voy a preparar, para cuántas personas y cuántos días voy a cocinar durante la semana me ayuda a comprar de forma más consciente”, comparte Selene.
TIPS DE CONSERVACIÓN

- La mayoría de las hortalizas, como lechuga, espinacas, arúgula y col rizada, así como los frutos rojos, deben almacenarse con la menor cantidad de humedad. Centrifúgalos después de desinfectarlos y coloca una servilleta en el contenedor donde serán almacenados; esto ayudará a que tengan mayor tiempo de vida.
- Si decides comprar algunos alimentos en mayor cantidad, como embutidos y proteína animal, deja en el refrigerador únicamente lo que vas a consumir dentro de los próximos tres días; el resto congélalo en bolsas de silicona o contenedores para alargar su vida útil.
- La forma ideal de conservar alimentos como el cilantro o el perejil en el refrigerador es en un vaso o botella de vidrio con agua, asegurándote de que los tallos estén en contacto con el agua.
- Para recuperar la frescura de frutas y verduras como zanahorias, pepinos, jícama, betabel e incluso jengibre, sumérgelas en un recipiente con agua durante dos o tres horas.
SEGUNDA OPORTUNIDAD

- No juzgues los alimentos por su apariencia. Utiliza tus sentidos, como el tacto, gusto y olfato, para determinar si un alimento ya no está en buen estado o si puedes prolongar su conservación. Por ejemplo, plátanos maduros pueden usarse para hacer pan, frutas para conservas o los tallos de cebollas para hacer cebollín.
- Si tus alimentos han llegado al final de su vida útil, opta por tener una composta casera, que después te servirá para nutrir tus plantas y las de tu entorno.
- Cuestiona lo que realmente no se debe consumir de los alimentos. Abre tu mente a nuevos usos y costumbres con los que quizá no creciste al momento de preparar tus comidas.
PRÁCTICAS SOSTENIBLES
- Crea una red de vecinos con quienes puedas compartir alimentos que estén por degradarse si sales de viaje o si cocinaste en grandes cantidades.
- Comparte comida con personas que tienen menor acceso a la alimentación. Realiza un filtro de control y calidad del alimento antes de regalarlo.
- Las mascotas pueden consumir algunos alimentos que no perjudican su salud, lo que puede ayudarte a evitar el desperdicio.
- Sírvete solo lo necesario al momento de comer; es preferible repetir la porción a dejar comida en el plato que después termine en la basura.