
Como una aventura mágica, así vivió Eduardo Solórzano Caraza, a quien sus familiares y amigos recuerdan como una persona apasionada, con muchas ganas de salir adelante desde pequeño, una mente brillante, generoso y protector de su familia tras su sensible fallecimiento.
Nació el 6 de agosto de 1969 en la Ciudad de México. Fue hijo de Eduardo Solórzano Vidal y Guadalupe Caraza Samaniego, quienes también procrearon a Pablo (q.e.p.d.) y Mercedes.
A decir de sus más amados, vivió una infancia muy bonita, rodeado de muchos primos hermanos de su edad, sus hermanos y sus papás, quienes los llevaban de viaje por el interior de la República siempre acompañados de sus tíos y primos.


Los sábados disfrutaban asados en casa con toda familia, en los que don Eduardo y sus hermanos tocaban la guitarra y cantaban, creando un recuerdo imborrable para todos sus seres queridos.
Sus estudios los realizó en el Instituto Cumbres y cursó la maestría de Administración de Negocios en el IPADE.
Su familia lo llamaba de cariño Lalo, pero sus amigos lo apodaron “Chivigón”, porque era el más pequeño de los corredores cuando entró a los 17 años a la Bolsa de Valores con un permiso escrito por su papá.
En 1997, Eduardo Solórzano Caraza obtuvo la concesión de la cafetería en la Cúpula de la Bolsa, marcando así su entrada al mundo de la hostelería. En 1999, cofundó el restaurante Landó junto a Sergio Berger.
Eduardo y yo éramos inseparables, cómplices y nos cuidábamos el uno al otro; nos hablábamos todos los días y siempre veíamos la manera de encontrarnos y estar juntos”.
MERCEDES SOLÓRZANO, hermana de Eduardo Solórzano Caraza


Lalo fue una persona inolvidable. A mí, particularmente, me quiso mucho. Me di cuenta que era una persona muy querida el día de su velorio”.
PEPITA SERRANO, abuelita de sus hijos

Posteriormente, en 2002, se unió Alberto Cinta para formar el grupo Cinbersol, que operó hasta 2018. El nombre de la empresa proviene de las primeras sílabas de sus apellidos: “Cin”, de Cinta, “Ber”, de Berger, y “Sol”, de Solórzano, a través de la cual desarrollaron y operaron una variedad de establecimientos que incluyen restaurantes, centros de espectáculos, discotecas y clubes de negocios, como 50 Friends, Ragga, Joyroom, Voilà y Club Piso 51.
Desde sus inicios, el objetivo de Eduardo Solórzano Caraza fue desarrollar espacios gastronómicos que combinaran calidad culinaria, diseño innovador y experiencias únicas para sus comensales. También, se desempeñó como presidente de la CANIRAC en la Alcaldía Miguel Hidalgo, promoviendo la unión en la industria restaurantera.



Mi querido ‘Chivi’, empresario, creativo, innovador, entusiasta, ingenioso y muy trabajador. Auténtico e inigualable, pero, sobre todo y ante todo, entrañable amigo, que supo ganarse la admiración y el cariño de los que tuvimos el placer de conocerlo. Te vamos a extrañar muchos y mucho querido amigo. Vuela alto y vuela feliz con esa sonrisa franca y sincera que siempre nos regalaste”.
GUILLERMO ZAPATA, amigo de Eduardo Solórzano Caraza
+ De puño y letra

“Papá, ahora que te fuiste, me he dado cuenta del legado y los aprendizajes que me dejaste.
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Siempre fuiste la mejor persona con todos, optimista y muy querido.
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Me enseñaste el trabajo desde que abrimos el puesto de waffles en el Ivoire a mis 10 años, lo que fue un cambio en mi vida.
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Gracias por ser el papá que fuiste, por admirarme tanto e impulsarme a seguir adelante sin importar nada.
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Me sorprende cuánto te quiere la gente y cómo, incluso, sigues cambiándole la vida a las personas para bien.
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Eso hiciste, cambiarle la vida a las personas con tu presencia. Te amo, pá, y gracias por todo lo que me enseñaste.
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No tengo palabras para demostrarlo todo”.
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EDUARDO SOLÓRZANO, hijo
’Chivi’ querido, fuiste mucho más que un amigo: mi socio de vida, mi cómplice de sueños, un alma determinada con una visión poderosa que nunca se detenía. Tu energía, pasión y forma única de ver el mundo dejaron una huella inmensa en mí y en todos los que tuvimos la fortuna de caminar a tu lado. Te voy a extrañar con alegría, con gratitud y con el cariño más profundo. Tu memoria seguirá siendo faro e inspiración. Gracias por tanto, hermano del alma”.
SERGIO BERGER, amigo

Eduardo vivió la vida como quiso, auténtico y siempre planeando nuevas aventuras de todo tipo. Dudo que alguno de sus muchos amigos no tenga una anécdota única vivida con el gran ‘Chivigón’. Emprendedor desde la adolescencia, la hospitalidad fue su pasión y ahí dejará huella entre quienes lo conocimos y que hoy disfrutan de lo mucho que aportó a la industria en México. Era muy fácil quererlo, y quererlo mucho. Amigo desde la niñez, socio fundador, compadre, papá de mi ahijada, Josefa, y de Lalo, que son sobrinos para mí; fue como un hermano. Hasta su último día, en el hospital, me estuvo contando nuevos planes con optimismo. Estoy seguro que estará mejor, haciendo planes, cuidando a sus hijos y dejándose extrañar por sus queridos amigos”.
ALBERTO CINTA, amigo

En 2019, inauguró Kai Sushi Bar, en Anatole France; en 2023, abrió Vía Virgilio, un restaurante de estilo toscano con cocina de autor, y, en 2024, Chévere, de la mano del chef Javier Plascencia, un spot que combina recetas clásicas y de La Baja con espectáculos de cabaret, ubicado en Campos Elíseos.
A Eduardo Solórzano Caraza le encantaba leer, le gustaba la política y estar bien informado todos los días de las noticias, socializar con la gente, pero, su pasión en la vida era crea conceptos culinarios nuevos, cada proyecto era, para él, un hijo.
El 15 de mayo de 1999, unió su vida en matrimonio con Eugenia Serrano Cuevas, con quien duró 10 años, y juntos procrearon a María Josefa y Eduardo, quienes siempre fueron el amor de su vida.
Falleció el 30 de mayo por una insuficiencia cardiaca y su partida deja un gran vacío no sólo en la comunidad gastronómica y empresarial de México, sino en todo aquel que se cruzó en su camino, por su compromiso, ayudar a la gente, generosidad y amor a su familia. Descanse en paz.
+ Su historia en Club
En nuestras páginas, fuimos testigos de la vida de Eduardo Solórzano, quien protagonizó la portada en varias ocasiones:


+ Eduardo Solórzano hizo este collage en el que aparece su padre, él y su hijo, pues estaba encantado con la idea de tres generaciones de Eduardos.
