Rafael Ayala y Aranda

Tras su lamentable partida y en palabras de quienes cruzaron camino con Rafael Ayala y Aranda, lo describen como un hombre que supo aprovechar cada instante con valentía, que vivía sin miedo y disfrutaba cada oportunidad con plenitud.

Nació en la Ciudad de México el 13 de febrero de 1941. Fue el hijo mayor de Rafael Ayala y María de Lourdes Aranda, quienes también procrearon a Martha, Ramón, Alejandro, Juana, Gerardo, Guadalupe y Azucena, a quienes, como hermano mayor, cuidó con suma responsabilidad y cariño.

Rafael Ayala y Aranda estudió su educación básica en el Colegio México y en el Instituto México. Cursó la licenciatura en Derecho, en la UNAM. En 1960, conoció a la que se convertiría en su esposa durante 55 años, Dolores Romero Vargas, (q.e.p.d.), con quien forjó una historia de complicidad, amor incondicional y felicidad. La pareja se casó el 18 de marzo de 1968 y trajo al mundo a sus dos hijos, Rafael y Oly.

Un privilegio haberte podido llamar papá. Mi apoyo, guía, consuelo, amor, guerrero, orgullo y mi felicidad, eras mi todo en la vida, como tú me lo decías cada día. Nos regalaste lo mejor de ti. Gracias por tanto amor. Te voy a extrañar demasiado, pero sé que siempre estarás cuidándome”.

En la boda de su hija, Oly Ayala, y Roberto Cuétara, en Tulum, el 8 de abril de 2022. (Arriba) Rafael Ayala, Yolanda Pichardo, don Rafael Ayala y Aranda y Dolores Romero Vargas (q.e.p.d.), los recién casados, Ana Paula Chinchilla, Federico Gorbea, Juan Margaleff y Ximena Celorio. (Abajo) Rafael Ayala y Sofía Ayala, Emilia Cuétara, Regina Chinchilla, Lucía Cuétara y Miguel Chinchilla.

En cuanto al plano profesional, en 1973 cofundó Ayala y Garza Abogados, posicionándose como un litigante con una trayectoria profesional destacada y enorme compromiso con la justicia.

También, Rafael Ayala y Aranda recibió el título Doctor Honoris Causa de la Academia Mexicana de Derecho Internacional. Además de aprovechar su tiempo libre con su familia para viajar por el mundo, compartir con amigos y, sobre todo, hacer reír a quienes lo rodeaban, “Gordo Ayala”, como lo llamaban de cariño algunas personas, era un apasionado de la historia de México, en especial, del político liberal Melchor Ocampo.

Por otro lado, la cacería fue una actividad en la que destacó no sólo por su habilidad, sino por la conexión que tenía con la naturaleza. Publicó un total de ocho libros, entre ellos, “Recetas de un Cazador”, “Cazadores Mexicanos en África Siglo XX”, “Historia de la Fauna en México y “El Divorcio, la Mejor Solución”. 

El 19 de abril de 2024, Oly Ayala celebró sus 50 años en Valle de Bravo al lado de su padre, Rafael Ayala y Aranda.

Mi ‘Opa’ era el primero en marcarme cada día y me decía: ‘Mi Pau Pau, tú y yo somos almas gemelas, nuestra conexión es tan única, que estoy seguro de que ya nos conocíamos en otra vida’. Con sus palabras, me enseñó a ser fuerte, confiar en mí misma y a nunca dudar de lo que soy capaz”.

Mi ‘Opita’ fue el mejor abuelo, amigo y consejero. Siempre habrá un espacio especial en mi corazón que le pertenece, donde guardo lo más bonito que compartimos. Fue mi ejemplo a seguir y algún día quiero llegar a ser aunque sea una parte como él. Gracias por tanto, te amo con mi vida y te mando un beso al Cielo”.

Junto a su esposa, Dolores Romero Vargas, quien falleció el 28 de octubre de 2023, le gustaba pasar fines de semana en su rancho Los Arcángeles, cerca de Tepeji del Río.
Ana Paula Chinchilla invitó a su abuelo, Rafael Ayala y Aranda, a su pedida de mano, el 5 de agosto del año pasado.

Rafael Ayala y Aranda fue Secretario de Distrito 417 de Rotary International, así como miembro y presidente del Club Rotario Anáhuac; presidente del Club México de Perros de Muestra y del Club Safari México, A.C.; fundador de Profauna Mexicana, de la Federación Mexicana de Caza y de la Orden de San Huberto Capítulo México.

Enumerar las moralejas que marcaron a los suyos resulta complicado, pero, familiares y colegas coinciden en que Rafael Ayala y Aranda hizo todo lo que quiso con un espíritu inquebrantable y que siempre tenía un chiste o una broma lista para cualquier ocasión.

Ponía apodos a todos, haciendo que hasta los momentos más simples fueran totalmente inolvidables. Murió a sus 84 años, en paz, dormido en su cama. Le sobreviven sus hijos y sus cinco nietos, Ana Paula, Regina, Miguel, Sofía y Rafael, a quienes les inculcó que en cada acción que realicen deben recordar que la gratitud es la memoria del corazón. Descanse en paz.

‘Opa’ fue mi mejor amigo, cómplice, compañero de aventuras, segundo papá y un ser lleno de amor y sabiduría que dejó una huella imborrable en mi corazón. Intuía mis inseguridades y las transformaba en fortalezas”.

En 2008, con Fritz Jacobson, Carlos Moreno, Federico Riojas, Mario Alberto Canales, Pablo Bratz Pérez y Jesús Yurén, en la Cena de la Gala Anual Club Safari México, en el Club de Empresarios Bosques.

Vivimos muchos momentos felices y experiencias inolvidables en nuestras aventuras de caza. Es de esas personas que forman parte importante de tu vida, porque supo compartir la suya y conjuntamente alcanzar grandes metas”.

Mi amigo fue un ejemplo de conocimientos vernáculos y de historia que siempre ofreció a través de sus inigualables charlas y libros cinegéticos. ¡Un verdadero caballero!”.