PERSEVERANTE Y VISIONARIO

Como un hombre trabajador, dedicado, emprendedor, tesonero, visionario y orientado a la familia así recordarán a Fernando Mangino Urrutia tras su sensible fallecimiento a los 85 años de edad. 

Con sus hijos, Fernando, Marilú y Carlos, participó con su Corvair Monza Spyder 1963 rojo, en el Gran Concurso Internacional de la Elegancia de Huixquilucan, en 2017.

Nació en la Ciudad de México el 25 de octubre de 1936; tuvo una infancia feliz junto a sus padres, Manuel Mangino Esnaurrizar y Gloria Urrutia Fernández, y sus hermanos, Manuel, Gloria, José, Humberto, Patricio, Lucía y Mauricio. 

Cursó sus estudios primarios en el Colegio México, por lo cual, una vez al año invitaba a sus ex compañeros a comer en su casa para recordar tiempos de la infancia y adolescencia. 

En 1953, en Allen Military Academy, Bryan, Texas.

Más tarde, entró a la licenciatura en Economía, en la UNAM, pero no egresó, pues, con su talento, prefirió emprender y fundar Hidromex S.A. de C.V., en 1967. 

En 1961, se casó con Marilú Aparicio Hernández, con quien tuvo tres hijos, Fernando, Carlos y Marilú.

Tras separarse de Marilú, contrajo matrimonio con Rosa María Villegas Wilkinson, con quien viajó por todo el mundo. 

En 2015, junto a su esposa, Rosa María Villegas, durante una convención de distribuidores Ford en Nueva York.

“Don Fer”, como le nombraban de cariño, tuvo una gran pasión por todo tipo de autos, especialmente los clásicos y antiguos, los que restauraba y con los que ganó muchos concursos. 

Le encantaban los Cadillac, de finales de los años 50 y principios de los 60, específicamente las limosinas de siete asientos en las que se movían los grandes directores de empresas en Nueva York en esa época. 

En 2017, a bordo de su Cadillac Brougham color vino modelo 1957.

También, los Mustang de 1965, los Lincoln Continental, de 1961 a 1964, de puertas opuestas tipo “suicida”; los Mercedes-Benz SL y Alfa Romeo convertibles. Cuando la gente le preguntaba cuál era su favorito, contestaba: “esa pregunta es muy difícil porque son como mis hijos, los quiero a todos igual”.

Con el primer camión de volteo de Hidromex fabricado en 1968.

En el ámbito profesional, fue presidente del Grupo Industrial Mangino desde 1967.

Su vocación como hombre de negocios fue crear fuentes de trabajo e invertir en el País para beneficiar a las familias mexicanas. 

Su visión empresarial lo hizo destacar, pues, como aseguran sus hijos, tenía mucho temple para tomar decisiones difíciles y veía mas allá de lo que se podía percibir comúnmente, siempre preveía el siguiente paso a dar antes que nadie.  

El empresario fue pilar de la industria automotriz ydela fabricación de carrocerías para camiones y autobuses en México.

Acompañado de sus hijos, con el mismo vehículo restaurado para su cumpleaños 80, en 2016.

Frases como “La vocación del empresario es crear fuentes se trabajo”, “El que dice la verdad, no se equivoca”, “Las únicas cuentas que funcionan, son las de cocinera” formaban parte de los consejos que daba a sus seres queridos y sus amistades. 

Los que lo conocían coinciden que tuvo una vida plena y siempre logró lo que se propuso, pues no tenía límites, metas que cumplió hasta su deceso en Houston, Texas, por complicaciones de Fibrosis y Epoc.

 

Con su hijo, Fernando, durante su cumpleaños 80, en 2016.

Siempre será recordado por su calidad humana y buen trato a toda persona con la que interactuaba. Tenía un carácter firme sin el cual no hubiera logrado lo que hizo. Su ejemplo fue: ‘lucha por lo que quieres, no te rindas, todo se puede conseguir’”. 

Su calidad humana y amor por la familia son parte del legado que dejó a sus hijos y a sus seis nietos, Ana María, Andrea, Fernando, Carlos, Marisú y Belén. Descanse en paz.

 

Fernando un gran amigo y un compañero. Gracias a él, los alumnos que iniciamos la primaria en el Colegio Mexico, en 1944, nos pudimos reunir durante 41 años en la comida que nos ofreció en su casa hasta 2019 que se tuvo que suspender por la pandemia. Le estaremos agradecidos toda la vida. Que desde el cielo pida por nosotros".

Fue el gran ejemplo de empresario visionario, inteligente y exigente, revestido de una gran calidad humana. Su pasión por los autos deja un legado espectacular para todos los aficionados”. 

Don Fer, como se le conoció en el medio de los coleccionistas de autos clásicos , fue un destacado empresario, innovador, triunfador, siempre buscando oportunidades, pero, sobre todo, un excelente amigo y de gran generosidad. Lo recordaremos con afecto y cariño hacia su familia, q.e.p.d”.