1934-2021

Carismático, trabajador, noble, de gran corazón, bonachón, incansable bromista, entrañable amigo y un excelente anfitrión, así describen sus seres queridos a José Jesús Ricardo Arroyo Aguirre.

Nació el 7 de febrero de 1934 en Tulancingo, Hidalgo, siendo el único hijo de don José Arroyo y doña María Aguirre.

Desde pequeño, fue una persona que mostró inteligencia y tesón; de su madre, adquirió la disciplina y, de su padre, el trabajo.

Jesús Arroyo y su mamá, doña María Aguirre

En 1940, cuando tenía 6 años, don Chucho llegó a los terrenos de Insurgentes, donde sus padres fincaron los inicios de lo que ahora es el Restaurante Arroyo, un lugar nada similar a lo que actualmente se conoce, ya que se ubicaba a las afueras de la Ciudad, prácticamente en la carretera a Cuernavaca.

Cursó hasta el bachillerato, pues desde corta edad comenzó a trabajar y a adentrarse en el negocio familiar.

Con María Félix

Para él, la amistad era como una religión, así lo afirmaba Jacobo Zabludovsky, y esa cualidad permeó en su vida, pues siempre fue una persona que dedicó gran parte de su vida en servir a los demás.

Además de ser empresario, restaurantero y aficionado práctico taurno, fue un gran impulsor de la cultura y gastronomía mexicana en el mundo.

Entre sus logros, destaca haber sido presidente honorario de la CANIRAC, encargarse de la reinauguración de Plaza de Toros México en 1989 y haber creado la Plaza de Toros de Pachuca y la del Restaurante Arroyo, así como realizar innumerables festivales taurinos en todo México.

Don Chucho disfrutaba pasar tiempo con sus hijos y nietos en su Restaurante Arroyo.

Obtuvo reconocimientos como el Patrimonio Cultural Intangible de la Humanidad de la Gastronomía Mexicana por la UNESCO, así como innumerables premios en dentro de esta industria.

Falleció el 11 de julio a los 87 años, tras estar hospitalizado varios meses. Tuvo ocho hijos, Blanca (q.e.p.d.), José, Laura, Gabriela, Jesús, Vivianne, Leticia y Christian, y le sobreviven 17 nietos.

Con Mario Moreno Cantinflas tuvo una entrañable amistad.

Orgulloso de México y precursor de las tradiciones y costumbres de nuestro País, como buen sibarita, le gustaba viajar y conocer el mundo, en especial, las culturas y gastronomía de los diferentes destinos que recorrió.

Su pasión: cultivar la amistad, pero, a decir de sus allegados, ser un gran anfitrión era su gran cualidad. Descanse en paz 

"Fue un personaje que va mucho más allá de la fiesta taurina, a la cual amó y defendió como pocos. Fue un promotor de nuestra cultura popular y de la culinaria mexicana. Supo honrar la amistad, por arriba de las naturales diferencias que nos envuelven y gozó la vida a plenitud, con generosidad y sabiduría naturales. Gran faena vital. Adiós, Chucho”.

"Murió mi amigo, Chucho Arroyo, un visionario y promotor de la gastronomía y del folclor mexicano, cuyo legado será gratamente recordado. Mis más sinceras condolencias a familiares y amigos. Descanse en paz un respetado pionero de la industria restaurantera”.