TRIBUTO LUIS AGUSTÍN CETTO

1934-2022

PASIÓN Y ENTREGA

COMO UN PERSEVERANTE EMPRESARIO Y UN GRAN PILAR DE SU FAMILIA, ASÍ RECUERDAN A UNO DE LOS IMPULSORES DE LA INDUSTRIA VITIVINÍCOLA DE MÉXICO

Un hombre admirable, legendario representante de la vitivinicultura mexicana y quien destacó por su dedicación y amor por la tierra, son las virtudes que resaltan los allegados a Luis Agustín Cetto, quien falleció el pasado 22 de abril.

Los orígenes del vino en el País pueden rastrearse desde antes del nacimiento de la Nueva España, pues ya existían uvas en el Continente Americano; sin embargo, sería hasta el siglo 20, cuando Angelo Cetto Carli, su padre, nacido en 1900 en Selva di Levico, Trento, en Italia, llegaría a México para crear una firma que se mantendría hasta estos años: la vinícola L.A. Cetto.

Don Luis con su esposa, María Eloísa Salazar, y sus hijos, Adrianna, Alejandra, Luis y Angélica.

Dicha empresa tuvo sus orígenes en 1928, cuando don Angelo sembró vides en tierras fértiles de Baja California, lugar que sería referente de la siembra de esta planta, así como Querétaro y Aguascalientes, entre otros.

Durante la década de los 30, compró uvas a familias rusas para elaborar vinos y en ese tiempo adquirió Rancho Escondido, ubicado entre Tijuana y Tecate, en el que sembraba vides de temporal como la Zinfandel.

Pasar tiempo con sus hijos, 12 nietos y 5 bisnietos era una de sus actividades favoritas.

Debido a la migración ocasionada por la Segunda Guerra Mundial, el primogénito de Cetto, Luis Ferruccio (q.e.p.d.), arribó a México junto a su madre, María Teresa Cetto, en 1933.

Un año después, el 28 de agosto de 1934, nacería su segundo hijo, Luis Agustín, en Tijuana, y, después, su hermana, María, (q.e.p.d.).

Don Luis con su hermana, María Cetto (q.e.p.d.)

Don Luis se encargó de consolidar la firma en el Valle de Guadalupe desde 1951, 23 años des- pués de su fundación.

En 1965 comenzó a colaborar con el ingeniero Camilo Magoni, enólogo italiano con quien alcanzó el éxito y prestigio en la elaboración de los vinos, sembrando diferentes variedades de uva.

Con el amor de su vida, María Eloísa Salazar

Fue acreedor al reconocimiento El Empresario del Año, otorgado por la Confederación de Cámaras Nacionales de Comercio, Servicios y Turismo (CONCANACO), en 1986, un año después de que iniciara la exportación de botellas al mercado europeo.

En el inicio del nuevo milenio, lanzó al mercado una línea de bebidas bajo la marca Don Luis Cetto, un tributo por sus 50 años de trabajo.

Los tres Luis Cetto, padre, abuelo e hijo, generaciones unidas durante la vendimia de su casa vinícola en 2014.

Luis Agustín se casó con María Eloísa Salazar con quien procreó a sus cuatro hijos, Alejandra, Luis, Adrianna y Angélica.

Compartir su pasión con sus 12 nietos, Fidel, Fausto y Alejandra Gutiérrez; Alberto, Fernando y Abelardo Rodríguez; Denisse, Luis y Mónica Cetto, y Daniella, Benjamín y Santiago Argüelles, así como con sus cinco bisnietos, era una de sus actividades favoritas.

Falleció en Tijuana, Baja California, dejando un gran legado como una de las figuras estelares en el desarrollo de la industria del vino en México. Descanse en paz.

Luis Cetto será siempre una figura protagónica en la evolución y desarrollo de la industria vitivinícola de Baja California. Una referencia de la viticultura mexicana y un ejemplo para muchas bodegas al demostrar la oportunidad del crecimiento del mercado y al impulsar la industria a nivel nacional e internacional”.

Un visionario y pionero de la industria vitivinícola en México”.