Raúl Martínez-Ostos

Fue el 5 de noviembre de 1939 cuando nació Raúl Martínez-Ostos, hijo de Raúl Martínez Ostos, quien, por aquella época, era director general de Nacional Financiera, y Martha Martínez de Castro.

Sólo tuvo un hermano, Eugenio (q.e.p.d.), con quien compartía sus gustos por el arte y los viajes, a los cuales también se unían sus grandes amigos y figuras del cine mexicano, como Pedro Armendáriz, César Costa, Jaime Escudero, Óscar Madrigal y Hugo Stiglitz.

Durante su adolescencia y juventud se caracterizó por ser un rebelde, por lo que era común que tuviera diferencias con los directivos de las diferentes escuelas en las que estudió, como el Simón Bolívar y el Colegio Americano, pues nunca comulgó con las creencias religiosas que le imponían.

Disfrutaba pasar el tiempo junto a sus tres hijos, Lucía, Raúl y Susana.
Disfrutaba pasar el tiempo junto a sus tres hijos, Lucía, Raúl y Susana.

Mi papá es el hombre más apasionado que he conocido, nunca tuvo miedo de mostrar sus sentimientos abiertamente, era muy fuerte y tenía una gran presencia, de esas personas que no pasaban desapercibidas”.

Al crecer, estudió Filosofía en la UNAM, antes de mudarse a Londres para dedicarse al teatro, por ahí de 1966, donde conoció y dirigió al dos veces al ganador del Óscar, Anthony Quinn.

Fue en aquellos tiempos cuando, en una cena entre amigos en un famoso restaurante de la zona, conoció a Susan Jaye, con quien nueve meses más adelante, se casó.

Sin saber el más mínimo español, en 1968 ella viajó con él de regreso a México para contraer nupcias por el civil en la que fuera su casa, en San Ángel, cuando ella tenía 24 años y él 27; de ese matrimonio, 11 meses después, nacieron Susana y, después, Raúl y Lucía.

Con Susan Jaye cuando recién se conocieron en Londres.

Raúl fue un personaje como ningún otro en el mundo, siempre me apoyó en mi carrera como pintora.
Nunca me arrepentí de venirme a México con él”.

Raúl con su primera hija, Susana.

Ya establecido en la Ciudad, probó suerte como emprendedor, lo cual no salió muy bien, por lo que regresó al mundo de la televisión, primero haciendo comerciales y, tiempo después, como director general de Canal 13, antes de ser TV Azteca.

Más adelante, se convirtió en el director de telecomunicaciones del Mundial de 1986, migrando por completo a este rubro y dejando de lado la parte teatral.

Debido a su experiencia encabezó la Dirección General de Radio, Televisión y Cinematografía (RTC) en el gobierno del entonces Presidente de la República, Miguel de la Madrid.

Raúl en el Country Club Churubusco con sus grandes amigos: Pedro Armendáriz, Jaime Escudero, conocido como Óscar Madrigal, Tomás Espinosa y Luis Enrique Fernández.
Raúl Martínez-Ostos con Anthony Quinn, a quien dirigió en 1978.

Su mismo talento hizo que Emilio Azcárraga Milmo “El Tigre”, lo invitara a trabajar con él en Televisa, pero optó por mantener su gran amistad con el empresario y rechazar la invitación, pues sus convicciones eran otras, como llegar a Grupo Radio Mil como director general.

A la par, se hizo cargo de los negocios que dejó en pausa su hermano, Eugenio, quien antes de morir, en 1989, había comprado la mitad de la bahía de Tangolunda, Huatulco; sin embargo, después de que el gobierno federal le expropiara gran parte de esas tierras, se dio a la tarea de crear el Hotel Quinta Real Huatulco en el espacio que le restó, por lo que se enfocó al 100 por ciento en administrar dicho negocio.

Disfrutaba de una de sus aficiones, jugar al golf.
Con su hijo, Raúl, y todos sus nietos.

Al viajar constantemente a este destino lo convirtió en su segundo hogar, por lo que gestionó la instalación de la primera antena radiofónica de la zona y abrió una estación FM para los lugareños, de quienes defendió sus derechos e intereses.

Querido por sus amigos, hijos y familia, vivió los últimos años rodeado del gran afecto de todos ellos y su pareja, Eva Hernández.

Descanse en paz.

En 2009, junto a su pareja, Eva Hernández, fue a la corrida de Enrique Ponce en La México.

Una vez fuimos a una discoteca padrísima en Moscú con unos amigos míos que reservaron para el Vicepresidente de México, entonces, cuando estábamos bailando, se le acercaron a Raúl para darle una credencial vitalicia y él la aceptó, pero les pidió mucha discreción. Fue muy chistoso”.

Junto asus nietos, Bastián y Alex.
"Mi suegro amado, baila hacia las estrellas y llega riendo, como sólo tú lo sabes hacer, nos reencontremos allá, mientras haz fiesta y llena de tu luz… te amamos infinito. Raúl Martínez-Ostos Martínez de Castro 1939-2022”.
ANA SERRADILLA,
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