UN ÁRBOL HECHO EN CASA

La meta de los hermanitos Juan Pablo y Marcelo Salazar de Hoyos es sembrar mil árboles. Pero no cualquier tipo de árbol, sino aquellos que son de la región, como los ébanos y las anacahuitas, que ellos mismos germinan.

“Si plantas (especies) no nativas o invasoras pueden apoderarse de las nativas y matarlas”, dice Marcelo, de 9 años.

También quitarle los espacios y los nutrientes, agrega Juan Pablo, de 12 años.

“Y como la invasora está apenas acostumbrándose y ya muy feliz de estar ahí, ella fácil puede quitárselos a todos”.

Su iniciativa “Un árbol hecho en casa”, que iniciaron en septiembre pasado, tiene como objetivo germinar estos árboles nativos, principalmente ébanos, y plantarlos en parques o escuelas para reforestar.

Dan talleres a chicos y grandes para enseñarles cómo hacer sus propios árboles en casa y que ellos también ayuden a reforestar.

La idea comenzó cuando su madre les contó sobre los incendios que acabaron con cientos de hectáreas de la Sierra de Santiago el año pasado.

“Quisimos replantar todos esos árboles perdidos y de ahí surgió el proyecto”, cuenta Marcelo.

En sus pláticas buscan informar sobre la importancia de sembrar árboles de la región.

“He visto que mucha gente sabe, pero el problema es qué tan poquito les importa”, dice Juan Pablo.

Actualmente llevan un poco más de 100 árboles germinados o plantados por ellos mismos. Falta contar los que otros niños han sembrado gracias a los talleres que imparten los hermanitos.

También han participado en campañas de reforestación con asociaciones de la Ciudad.

“El tamaño no importa”, dice Juan Pablo, “lo que importa es la determinación y tu espíritu”.

SÚPER EMPRENDEDORES

¿Se puede emprender un negocio siendo todavía un niño?

Para Victoria Roque la respuesta es sí, aunque hay que tener cuidado.

“Mejor de grande, porque tienes que saber contar bien el dinero”, dice esta niña de 6 años.

Aun así, Victoria se animó a participar con su negocio de pintacaritas “Piki Piki” en la Children’s Business Fair que organiza Acton Monterrey, su escuela, y que se realizará mañana como parte de NiñezFest, en San Pedro.

Además de colorear los rostros, “Piki Piki” incluye el obsequio de un jabón artesanal. “Les doy el jabón para que se laven la cara cuando lleguen a la casa”, detalla Victoria.

Regina Tamez, de 9 años, dice que sí conviene empezar un negocio desde pequeño.

“Si ganaste mucho dinero desde chiquito, ya de grande vas a poder tener dinero y vas a disfrutarlo”, pronostica.

Regina se asoció con Constanza Cantú, también de 9, para juntas emprender “I Love Pop Corn”, palomitas de diferentes sabores acompañadas de limonada.

“Lo más complicado es poner el precio, que no sea tan caro, porque nadie te va a comprar, ni tan barato porque no ganas”, aconseja Regina.

Children’s Business Fair se realiza en varios países. En Monterrey la de este sábado será la segunda edición.

Los 50 lugares que ofreció la convocatoria de la expo se llenaron casi inmediatamente con diferentes ideas de niños de diferentes colegios, dijo Mirtha de la Garza, fundadora de Acton Monterrey, escuela encargada de la organización.

A través de una plataforma, Acton Monterrey acompaña a los niños inscritos para dar forma a sus propuestas de negocio, desde la idea, hasta el montaje de su stands en la feria.

Max Sánchez, de 12 años, participó el año pasado con su mermelada natural Max’s Jam 2.0. Y este año va de nuevo.

“Hay que pensar en lo que hace tu producto diferente”, recomienda Max.

“Planear un negocio es fácil, pero ejecutarlo es la parte difícil”.

El evento será en el estacionamiento Auditorio San Pedro. De 12:00 a 18:00 horas los niños y niñas emprendedores estarán listos para ofrecerte sus productos. ¡Lleva efectivo!

POR UNA LUZ 'LIMPIA'

Regina Salazar, Karla Jardón y Fernanda García sueñan con ayudar a que un parque de su Ciudad funcione con energía sustentable.

Las estudiantes de 13 años tienen una iniciativa llamada “Peekambiental”, cuyo objetivo es transformar las heces de los perros en energía eléctrica para el alumbrado público, algo que ya es una realidad en algunas ciudades de Canadá.

“La idea surgió principalmente porque paseando vimos que en las calles había muchas heces de perros y después investigando nos dimos cuenta que no sólo eran los malos olores”, cuenta Karla.

Cuando las heces se secan, explican, se convierten en polvo y luego se dispersan por el aire que respiran las personas. Lo que ellas buscan es encontrar un uso a estos desechos para que no contaminen el ambiente.

Para ello, diseñaron un contenedor donde las heces se van a separar en sólidos, líquidos y gases.

“El sólido va a ser la composta, el líquido va a ser el fertilizante para plantas y los gases van a ir para el biogenerador (de energía)”, explica Regina.

Actualmente están trabajando con el Municipio de San Pedro para implementar un proyecto piloto en el parque Clouthier, donde existirá un sitio especial para que las personas depositen los excrementos.

Lo que hace falta es crear los prototipos a mayor escala.

Su meta es que las luminarias de los cinco parques principales del Municipio funcionen con energía producida a partir de las heces.

También buscarán generar conciencia en la gente sobre la importancia de recoger los desechos y quieren impulsar leyes para sancionar a quien no lo haga.

“Nuestro Planeta se está acabando”, dice Fernanda. “No queremos que simplemente se quede en una idea, queremos que se implemente”.