EL ‘HOT SPOT’ DE MÉXICO

Desde hace 45 años exactamente (este 2021 los celebraba con todo tipo de eventos), existía un lema en el mundo del entretenimiento y el turismo clavado en el imaginario colectivo: “Sólo hay un Acapulco, y sólo hay un Baby’O”. Y qué cierto era.

Al más puro estilo del Studio 54, en Nueva York, o The Scotch of St. James, en Londres, el Baby’O de Acapulco, durante varios años, fue conocida como la discoteca más exclusiva de México, punto de reunión importante para socialités, políticos, modelos y estrellas de Hollywood.

Inaugurado en 1976 por el empresario Eduardo Cesarman, el lugar tomó su distintivo nombre de la canción “Baby-O”, de Dean Martin, uno de los miembros del llamado Rat Pack, de Frank Sinatra (quien se presume que, en algún momento, lo visitó de incógnito).

Desde su política extraoficial de permitir que la gente saliera de la fiesta hasta las seis de la mañana, hasta su estricto código de vestimenta (casual-formal, nada de sandalias y bermudas), los mitos y realidades que rodeaban al inmueble son inmensos. Sin embargo, ninguno se le compara a la lista de invitados que, por años, llegó a presumir.

Sin muchas fotografías que lo corroboren (por la exclusividad y discreción que pedían los involucrados), se sabe que al Baby’O llegaron con regularidad famosos como Brooke Shields, Julio Iglesias, Elizabeth Taylor, Rod Stewart, Geena Davis, Tony Curtis, Bono, Pierce Brosnan, Michael Jordan, Marc Anthony y Sylvester Stallone, entre muchos otros. Básicamente, si venías de Hollywood a filmar o promover algo a México, debías visitar la discoteca.

En México, prácticamente casi todos los famosos y luminarias políticas y de sociedad han pisado alguna vez el inmueble, con nombres tan diversos como Mijares, Mauricio Garcés, Verónica Castro, Carlos Slim, Belinda, Adrián Uribe, Ninel Conde, Cristian Castro, Angelique Boyer, Eiza González y Adela Micha, entre su clientela regular.

LUIS MIGUEL, SU REY

Dentro de su capacidad para 700 personas, el Baby’O siempre tenía un lugar reservado para el que, por años, parecía que era su vocero oficial: Luis Miguel. Desde joven, en los 80, el “Sol de México” se adueño del lugar con regularidad y lo convirtió en su palacio de fiesta, por lo que era común verlo ahí con sus amigos.

Ya fuera de su “brother” el Burro Van Rankin, o sus ex parejas, como Mariah Carey, el cantante siempre estaba acompañado por otras luminarias y por un séquito de personas que sólo querían gozar de “Sol, Arena y Mar”… Y de Luismi en el Baby’O.

El intérprete incluso llegó a grabar algunos videos musicales en su interior, al grado de que solicitó personalmente que la discoteca tuviera un “cameo” en su serie de Netflix. En uno de sus primeros episodios, Diego Boneta se encuentra de fiesta y grabando un tema en el Baby’O real, mientras entre la multitud se asoma un sonriente Luis Miguel.

SOBREDOSIS DE DISCO

A mediados de los 60 y durante los 70, Acapulco era un lugar muy querido por Hollywood, que elegía constantemente a la bahía guerrerense como una locación de sus películas, mientras que estrellas como Elvis Presley lo veían como un destino exótico.

Por ello, tras la apertura del Baby’O, no sorprende que la discoteca figurara de forma esporádica en el fondo de películas y videos musicales de filmes nacionales, telenovelas y otros productos audiovisuales, en especial cuando su fama internacional se acrecentó.

Algunas de las producciones de la Meca del Cine que filmaron dentro de la discoteca o la mostraron de fondo en alguna escena, de acuerdo con el portal IMDB, incluyen Licencia para Matar (1989), Pure Luck (1991) y la serie The A-Team, entre otras.

En México, la historia con la disco es más amplia, al brillar en cintas como Fiebre de Amor (1985) y No se Aceptan Devoluciones (2013); realitys como Paradise Hotel y Acapulco Shore, y telenovelas como Acapulco Cuerpo y Alma y Amigas y Rivales, entre muchas otras.