Cortesía Oficina de Turismo de Acapulco

La nostalgia también mueve a los viajeros y, si hay un destino que sabe a vacaciones en compañía de los papás, ese es Acapulco. Gracias a este puerto, también hay que decirlo, el turismo nacional ganó fama mundial. Y, si bien hay varios sitios icónicos sobre los cuales hablar, en esta ocasión queremos señalar sólo algunos, de los tantos pretextos que hay, para visitar esta joya conocida como Acapulco Diamante.

También conocida como Punta Diamante esta área alberga zonas comerciales, restaurantes, condominios de lujo, resorts de cadenas internacionales e imanes naturales como Barra Vieja y Puerto Marqués

Hace unos días, De Viaje, Reforma, tuvo oportunidad de vivir una experiencia en uno de los hoteles más exclusivos no sólo de este destino sino de todo el País. Aquí presentamos algunos motivos por los que cualquier viajero sibarita debería considerar, al menos una vez en la vida, una estancia en el Banyan Tree Cabo Marqués y las escapadas aledañas que se pueden realizar cerca del mismo.

Una oda a la privacidad

Se dice que el Banyan Tree Cabo Marqués es un Santuario para los Sentidos y, a decir verdad, quien acuñó la frase no miente. En este recinto se rinde culto a la vista, al tacto, al gusto, al olfato y al oído. Apenas pisarlo, el huésped ya siente que se encuentra en un refugio seguro donde puede gozar de privacidad y practicar, en todo momento, la tan codiciada sana distancia. 

Cada una de sus 45 villas, esparcidas sobre la cima del acantilado de Punta Diamante, regala vistas que de tan sublimes parecen mandadas a hacer por un experto tramoyista de la naturaleza.

El lujo está en los detalles

Además de contar con una piscina privada, cada villa cuenta con terraza, amplio baño con ducha y tina para que –ya sea de noche o de día– el huésped se pueda apapachar con las esencias de la firma de la casa.

Si el viajero decide no querer salir, en lo absoluto, tiene la opción de recibir los alimentos en su terraza, en la que, por cierto, no faltará alguna que otra ave que se convierta en el perfecto “roomie” de la travesía.

Un coco recién cortado, un mezcal de Guerrero con su debida sal de gusano, un incienso con el aroma favorito o sales en la tina de baño son algunos de los constantes detalles que el sibarita hallará durante su estadía. 

La comida como placer

Los verbos desayunar, comer y cenar, en este sitio significan, además de saciar el hambre, alimentar el espíritu y transportar al viajero desde la intimidad de las cocinas tradicionales de Guerrero hasta los sabores del lejano oriente. 

  • Ideal para comenzar 

En el restaurante La Nao harán falta días para probar toda la oferta de delicias que hay para desayunar. Imperdibles son el aporreadillo guerrerense acompañado con chilate, el tamal frito de cordero y el pan francés con frutos rojos. El aroma del café y el canto de las aves despiertan y revitalizan al viajero más dormido. 

  • Una comida con toque sexy 

Ideal para el chill out es el restaurante Las Rocas Bar & Grill, que sirve cortes de temporada así como pescados y mariscos frescos cocinados a la parrilla. Nadie debe perderse el pescado a la talla. La alberca que ahí se encuentra es ideal probar snacks mientras se lee un buen libro. Por si fuera poco, en la parte baja del sitio, a tiro de piedra del mar, se montan escenarios románticos donde varias parejas se han  comprometido o renovado votos.

  • La hora dorada 

Para disfrutar de un romántico atardecer del Pacífico mexicano, nada como degustar los platos que se sirven en Saffron, restaurante insignia del resort. El menú, creado por el chef ejecutivo Manuel Morales y la chef de origen tailandés Chitchom Chansong, evoca a los aromas y sabores de las especias que la emblemática Nao de China transportaba a este puerto desde tierras lejanas.

Porque el espíritu también se alimenta

El galardonado Banyan Tree Spa Cabo Marqués es una las razones más poderosas para visitar este paraíso. Significa todo un retiro íntimo para restablecer el equilibrio entre el cuerpo y el espíritu. 

Los tratamientos que ahí se dan son proporcionados por terapeutas graduados de la Academia de Banyan Tree Spa en Phuket, Tailandia. El spa también ofrece masajes románticos en pareja. Que nadie se vaya, por favor, sin gozar de las bondades que otorga un masaje, balinés.

Algunos diamantes imperdibles, más allá del resort:

Gozar el sol y el mar en Playa Bonfil

Cortesía Oficina de Turismo de Acapulco

Este paradisíaco rincón presume el oleaje perfecto para practicar surf. Por si fuera poco, la oferta culinaria es muy vasta. Abundan sitios donde se puede probar desde el famoso pescado a la talla, hasta los clásicos sopes con frijoles, las pescadillas o empanadas de cazón.

Abordar un yate

Cortesía Oficina de Turismo de Acapulco

Ya sea en pareja, con los amigos o en familia, un paseo en yate ofrece la posibilidad de gozar de la brisa del mar y entrar en contacto con la naturaleza. Algunos prestadores de servicios ofrecen la alternativa de practicar esnórquel o buceo. Con un poco de suerte, hasta es posible avistar delfines o ballenas, por supuesto, cuando es temporada.

Relajarse en Puerto Marqués

Cortesía Oficina de Turismo de Acapulco

Gracias a sus aguas tranquilas y a los frondosos paisajes que brinda el entorno, este lugar cuenta con una atmósfera que transmite calma. Hay varios sitios de hospedaje rodeados de la belleza silvestre y montañas, casi todos ofrecen impresionantes vistas y respetan un estilo rústico que forma parte del atractivo de la zona. 

Acapulco nunca se agota

Cortesía Oficina de Turismo de Acapulco

Además de la zona Diamante, está la dorada y la clásica. La Perla del Pacífico siempre satisface tanto a chicos como a grandes. No hay que pasar por alto los atardeceres en Pie de la Cuesta, los deportes náuticos como el esquí acuático o la idea de deslizarse por la tirolesa Xtasea. En este destino, las posibilidades de divertimento son infinitas.