Leonardo Arana, director general de la fundación

Con motivo del “Mes Dorado”, el cual busca concientizar sobre el cáncer infantil, el equipo de Casa de la Amistad ratifica que las puertas de esta institución están abiertas para quien guste conocer el trabajo que se realiza ahí desde hace 32 años.

“Más de tres décadas nos han colocado como la casa transparente, la que rinde cuentas, la que tiene perfectamente bien identificado cada peso; esto es labor de todos los días, se hace con credibilidad, constancia, rectitud y ética”, comentó Leonardo Arana, director general de Casa de la Amistad.

A unos kilómetros de la zona de hospitales de la Ciudad de México, en la Colonia San Juan Tepepan, Xochimilco, se encuentra este hogar que funciona como albergue, comedor, escuela y centro recreativo, al mismo tiempo.

Mónica Peimbert Díaz

Por fuera parece una amplia residencia y adentro se convierte en un laberinto con pasillos, rampas, escaleras y puertas que llevan a alguna de las 48 habitaciones de descanso, salones de clases o salas de atención psicológica.

“La meta que tenemos diario es que no les falte nada a los niños, ellos tienen derecho al mejor tratamiento del mundo y para que no lo abandonen se les debe proveer todo lo que necesiten”, dijo Leonardo Arana, especialista en finanzas.

Además de un baño propio, ropa de cama limpia, kit de aseo personal, tres comidas diarias y traslado a su centro de salud, los beneficiarios tienen aseguradas sus medicinas, gracias a la farmacia de la Casa de la Amistad y la participación con los sectores público y privado.

Mariana Rodríguez y Sachieel Márquez en la tienda de la fundación, donde se venden diferentes regalos con causa.
Margarita Navarrete, Estela Rangel, Josefina Ortiz y Cristina Chávez son algunas de las voluntarias que se encargan de clasificar los donativos que llegan al albergue y armar los kits para los niños y papás de nuevo ingreso.

“Para los niños que nosotros cuidamos, no hay desabasto, lo tienen seguro, contamos con todos los medicamentos gracias a los acuerdos y convenios con los diferentes laboratorios mexicanos y extranjeros”, compartió Álvaro Altamirano, presidente del Patronato de Casa de la Amistad.

“El Gobierno no puede solo y las instituciones de asistencia privada tampoco, ésta es una labor forzosamente de colaboración, esa es la única forma de lograr nuestro objetivo: elevar el nivel de sobrevida de los infantes y jóvenes de escasos recursos con cáncer”.

Álvaro Altamirano mostró la farmacia de Casa de la Amistad, que cuenta con 250 medicamentos diferentes en stock.

Asimismo, los huéspedes cuentan con un programa educativo avalado por la SEP bajo la asesoría de cuatro docentes, quienes imparten los grados de primaria y secundaria, así como bachillerato para adultos, a través del INEA.

También, se brinda apoyo emocional de la mano de tres psicólogos, quienes, a través del juego, les resuelven sus dudas a los pequeños y sus tutores respecto al tratamiento y procedimiento médico que viven en los hospitales.

Para que esto sea posible y Casa de la Amistad continúe atendiendo a más de mil 200 niños al año sin costo alguno, Casa de la Amistad ha puesto en marcha diversos programas de recaudación, como Ángeles Guardianes y Regalos con Causa.

“Mucha gente quiere ayudar, pero no sabe cómo, hay muchas maneras, puede ser con dinero, desde 50 pesos mensuales, con tiempo, estableciendo relaciones públicas o hasta con artículos usados en buen estado, todo se aprovecha”, comentó Aline Bortoloti, patrona.

María Socorro Muñoz y Aline Bortoloti en el comedor, que cuenta con Distintivo H y el cual tiene capacidad para servir hasta 140 alimentos al mismo tiempo.

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