
Muestra de ingenio, del aprovechamiento de lo que se tiene a mano, de la diversidad botánica de nuestro país, son múltiples las hojas que sirven de parapeto a la inmensa diversidad de tamales documentada a lo largo y ancho de la República Mexicana. Conoce algunas de las que dan estructura y perfuman con sus delicadas notas las preparaciones emblemáticas del Día de la Candelaria.

De papatla: hoja silvestre propia de zonas tropicales. Muy similar al del platanal, de color verde y gran tamaño –llega a medir hasta 60 cm. En la Huasteca se utiliza como envoltorio del famoso zacahuil, tamal de gran formato.
Hoja santa: también llamada hierba santa, acuyo, momo o tlanepa es característica del sur. De color verde profundo y aroma anisado, se utiliza como envoltorio de tamales en Tabasco, Veracruz, Oaxaca y Chiapas.

De tó: llamada hoja blanca. Similar a la de plátano, aunque más resistente. Empleada desde tiempos prehispánicos para guardar masa de pozol, envuelve tamales no sólo en Tabasco y Chiapas, también en Sudamérica.
De aguacate: ovalada y brillante, de color verde oscuro y unos 12 cm de largo; su sabor es ligeramente anisado. Se utiliza específicamente en Veracruz para envolver los famosos tamales de frijol.

De berijao: o de sope. Verde, de gran tamaño (hasta 110 cm) y de ápice redondeado, crece en bosques húmedos. Se utiliza en Tabasco y Veracruz.
De elote: las hojas tiernas, de tono verde claro, sirven también como soporte. De Sonora hasta Oaxaca, son un envoltorio popular para tamales de elote; famosos entre dicha diversidad los uchepos michoacanos.

Chaya: arbusto silvestre originario de la Península de Yucatán. Sus hojas, aprovechadas desde tiempos prehispánicos, se utilizan como envoltorio y mezcladas con la masa de tamales en el sur y sureste del País.
De plátano: grande y oval con costilla central. Común en las cocinas tropicales de Latinoamérica. Ideal para masas pesadas, antes de usar se retira la costilla y se suaviza pasándola por fuego o agua caliente.
