El encuentro tuvo como propósito cambiar la visión de una vendimia tradicional y hacer de éste un viaje mágico.
La primera parada fue Puerto Nuevo, donde la langosta con frijoles y arroz, junto a un Chateau Domecq Blanco, fue la delicia de la tarde.
“Estamos muy contentos de que estén aquí estos días, porque no es una fiesta típica con un grupo enorme, sino que realmente vamos a vivir y hacer la vendimia, es decir, vamos a ir a cosechar mañana las uvas”, expresó Aurelie Skorupa, brand manager vinos de Casa Pedro Domecq, “y sí, es algo que me gustaría que recuerden durante muchísimos años, pues les aseguro que después de esto, van a disfrutar más una copa de vino, porque van a entender lo que hay atrás de ella”.