Miguel Sarre

• ¿Qué balance haría del trabajo realizado en esto tres últimos años por la Comisión Nacional de los Derechos Humanos?

No puedo hacer un balance objetivo porque no he dado seguimiento puntual al trabajo de las grandes áreas de la Comisión.

Lo que te puedo decir es que el elemento fundamental de todo Ombudsperson, pues es su independencia, su calidad moral, su fuerza de verdad en los hechos, y yo he visto que, especialmente de manera acelerada en las últimas semanas, este es casi un proceso de semanas, como una enfermedad que se va agravando por semanas y días, y puede ser hasta que por periodos más cortos, donde va perdiendo estas características fundamentales y aun cuando algunas personas en la Comisión hagan su trabajo, aun cuando, debido a los hábitos de trabajo, se continúe haciendo un esfuerzo, pues este se ve demeritado.

Así que es un doble desengaño, digamos, hacia la población en general, pero también hacia el personal de la Comisión que le han robado su posibilidad que el trabajo que hagan sea efectivo, llegue a buen puerto, porque cuando se pierde la autoridad moral, pues se pierde todo.

• ¿Este es el cimiento con el que nació la Comisión Nacional de los Derechos Humanos, esta fuerza moral al no ser vinculantes sus recomendaciones?

Pues sí, se fue construyendo a lo largo de los años. Claro, también tuvo caídas fuertes, pero nunca a este extremo, nunca al grado donde se ha pasado de una postura que se podría caracterizar como una omisión generalizada ante muchas situaciones violatorias de derechos humanos, un silencio, a ya una participación activa, a mimetizarse con el poder, usar el mismo lenguaje.

Esto, es algo que rebasa a (José Luis) Soberanes, rebasa a Luis Raúl González Pérez, los rebasó francamente, al propio Raúl Plascencia, nadie había llegado tan lejos y vaya que estos personajes que nombro fueron bastante infieles en el cumplimiento de su mandato.

• ¿Se ha extralimitado la Comisión con este último pronunciamiento en torno al Instituto Nacional Electoral?

Un órgano autónomo no puede hacer una descalificación gratuita de otros órganos autónomos porque no tiene la competencia, pero más allá de la competencia no tiene los elementos para sostener una posición de este tipo y para hacer una valoración de este tipo.

Es realmente insólito, pero ya que lo hizo, pues ojalá pudiera haber un medio, ojalá fueran ustedes, que los siente en una mesa para que se discuta esto.

Yo quisiera ver ese análisis, quisiera verlos dialogando, quisiera ver si la presidenta de la CNDH puede parlamentar, puede articular ante una argumentación que pueda hacer el presidente del INE. En fin, sería bueno plantearlo así, esto nos daría una idea de quién está en cada posición y de que efectivamente hay un rebase constitucional, político, ético y de sentido común en el planteamiento.

Se ha desfondado a la Comisión Nacional de los Derechos Humanos, es una lástima, aunque yo quiero enfatizar que no es nada más con esta última administración, sino que con las últimas administraciones vino perdiendo su fuerza, su carácter y su autoridad y sin ella no puede hace nada, porque solo tiene la fuerza de sus argumentos, la fuerza de sus recomendaciones, ya que como sabemos no tiene poder coactivo.

• ¿Qué perdemos los mexicanos con una degradación tan grande como la que ha tenido esta institución?

No hay que caer en la trampa de descalificar la figura del Ombudsman con lo que es la gestión de una persona al frente de la institución y me refiero a rescatar la función del Consejo, que han tenido posturas, varios de ellos, posturas muy nobles y muy independientes en su gestión y no descalificar, no tirar el agua sucia con la bandeja, sino hacer el señalamiento que su titular es un caso perdido, no hay nada que hacer con ella, y hay que rearticularla, hay que buscar los mecanismos constitucionales y políticos para que la Comisión pueda volver a su cauce en un futuro.